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¿La democracia más antigua del mundo?

6 de septiembre de 2019

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Quienes han calificado al Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte como “la democracia más antigua del mundo” deben andar en estos días preocupados por los acontecimientos que tienen lugar en el ex Imperio Británico, que han tenido como detonante principal la inminente salida de ese país del seno de la Unión Europea (Brexit),  la forma en que se producirá tal salida (abrupta o negociada) y las posibles consecuencias (positivas o negativas) que se avizoran una vez se haya dado ese trascendental paso.

Todos recordamos el estrecho margen por el cual se aprobó la salida británica de la UE y el mal sabor con mezcla de incertidumbre que quedó después en esa sociedad como prueba que el citado plebiscito no resolvió. Importantes comunidades que integran hoy el Reino Unido, como Escocia, se pronunciaron mayoritariamente a favor de seguir dentro de la Unión.

Posteriormente la entonces primera ministra Theresa May logró negociar un acuerdo de salida con la UE que no satisfizo a los partidarios del llamado “Brexit duro”, o sea, sin acuerdo previo, y fue prácticamente obligada a renunciar por sus propios colegas del Partido Conservador, que mediante una elección interna –sin voto popular– llevaron al cargo a Boris Johnson, un ex canciller del gobierno May conocido por su aproximación fanática a Estados Unidos y su admiración por  Donald Trump.

Acercándose la fecha tope para una decisión definitiva sobre el Brexit y ante la negativa rotunda de la UE sobre una nueva negociación que Bruselas considera impertinente, Johnson obtuvo la aprobación real para   la disolución del Parlamento hasta el 31 de octubre, de manera de poder aplicar unilateralmente y por decreto del jefe de gobierno una vez llegado a ese plazo.

Como se supone, el golpe ha sido contundente y anonadante para todas las partes que componen el escenario político británico, tanto laboristas como liberal-demócratas –las otras fuerzas principales en el Parlamento– han puesto el grito en el cielo, elevándose las tensiones políticas y las demostraciones callejeras. La “democracia más antigua del mundo” ha quedado en entredicho ante la actuación totalitaria de Johnson.

Un factor de incertidumbre se ha añadido, por cuanto los conservadores perdieron la mayoría absoluta en la Cámara de los Comunes al cambiar de bando el diputado Phillip Lee –quién anunció su paso al Partido Liberal-Demócrata– lo cual crea una nueva correlación de fuerzas en el Parlamento y debilita las posicione3s de Boris Johnson a favor del “Brexit duro”.

Por el momento, Europa y el mundo observan la rebatiña, cuando es cada vez más difícil ocultar la mano disociadora de Trump y su pandilla.

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