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La Corte Penal Internacional y la admisión de Palestina

12 de enero de 2015

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La admisión de la Autoridad Nacional Palestina como miembro de la Corte Penal Internacional radicada en La Haya resultó uno de los sucesos de mayor repercusión en los primeros días del año que comienza, junto a la decisión palestina de adherirse a más de una decena de tratados, haciendo uso de sus derechos como miembro observador de la Organización de Naciones Unidas (ONU), recientemente reconocidos por la Asamblea General.

A partir del próximo primero de abril y bajo las normativas del Estatuto de Roma que creó la CPI, esta membresía de Palestina le permitirá a la citada Corte tener jurisdicción sobre los crímenes de guerra y otras violaciones semejantes por parte de cualquier otro estado extranjero en los territorios palestinos sin tener que esperar a que le sea derivado por parte del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.

Esta incorporación palestina a la CPI fue informada por el secretario General de la ONU, Ban Ki-moon, quien añadió que ello se correspondía a los plenos derechos adquiridos por la ANP. Como era de esperarse, tanto Israel como Estados Unidos reaccionaron airados contra la anunciada admisión, que  permitirá a Palestina denunciar directamente ante esa instancia penal a los gobernantes y altos mandos militares y policiacos israelíes por sus numerosas e inacabables violaciones de derechos humanos y crímenes de guerra dentro de los territorios palestinos ocupados, así como a los nacionales de otros países agresores de Palestina.

El premier israelí Benjamín Netanyahu ya expuso que su país ocupante retendría la transferencia mensual de ingresos por concepto de impuestos que debe compartir con la ANP, según acuerdos anteriores. En pocas palabras, un verdadero robo. Por su parte, en Estados Unidos ya se escuchan voces demandando una ley que corte la ayuda estadounidense a la Autoridad Palestina.

Independientemente de los efectos y las consecuencias concretas que pueda tener, sin dudas esta admisión de Palestina en la CPI confirma y prosigue el gradual proceso de censura y aislamiento mundial de que es objeto el régimen ocupante israelí, que únicamente se salva gracias al uso de veto que Estados Unidos ejerce reiteradamente en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.

Ni Israel ni Estados Unidos son miembros de la CPI pues nunca se han incorporado al Estatuto de Roma y sostienen que ningún tribunal internacional tiene derecho ni jurisdicción a enjuiciar a sus funcionarios y militares, lo cual se corresponde con el carácter agresivo y expansionista de ambos países.

No confundir a esta CPI con la Corte Internacional de Justicia,—aunque ambas radican en la ciudad holandesa de La Haya,— pues esta última está concebida para dirimir las diferencias entre estados, en particular las de carácter limítrofe.

La incorporación de Palestina a la CPI se convierte en otra estrepitosa derrota política del régimen israelí y su patrocinador, Estado Unidos.

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