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La CEPAL y el neoliberalismo

30 de mayo de 2016

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Vistos el desarrollo y los resultados del 37º período de sesiones de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), recién celebrada en la Ciudad de México, y en particular el documento central presentado por esa organización bajo el sugerente título “Horizontes 2030: la igualdad en el centro del desarrollo sostenible”, no es necesario ser un especialista ni un estudioso muy profundo para llegar a la conclusión de que los planteamientos de la CEPAL se alejan o en algunos casos resultan frontalmente diferentes a los habituales de la economía neoliberal y sus funestas consecuencias sociales.

Recuérdese que la CEPAL es una de las agencias de Naciones Unidas que mayor prestigio y autoridad científica ha acumulado –desde los tiempos fundacionales del economista argentino Raúl Prebish–, cuando sus estudios y conclusiones comenzaron a dar una luz, aún insuficiente pero clara, dentro de la negra noche de hegemonía y dependencia en que estaban sumidos los países latinoamericanos y caribeños, unos aun como colonias y otros como neocolonias, bajo la égida del capital monopolista extranjero, preferentemente de Estados Unidos.

Un reconocido economista marxista cubano como Carlos Rafael Rodríguez destacó invariablemente la positiva labor de la CEPAL, capaz de ver con criterio propio la triste realidad de Nuestra América y de contribuir a que nuestra región ganara conciencia de ella, sustentada en análisis rigurosos y enfrentando presiones comprometedoras.

En esta ocasión, Horizontes 2030 hace especial énfasis en el tema de la desigualdad y no podía ser de otra manera respecto a una región que todavía se muestra como la más desigual del mundo, no obstante algunos avances recientes como fruto de las políticas seguidas por gobiernos progresistas instalados.

Señala que aunque vivimos en un mundo más integrado, este es más desigual, aumentando sensiblemente las diferencias en la distribución de los ingresos, con los consiguientes efectos en los niveles de pobreza e inequidad.

También se vínculó, en buena medida, a la Agenda de Naciones Unidas 2030 para el desarrollo sostenible y sus objetivos, entre los que se encuentran lograr la igualdad de género, enfrentar el cambio climático y ganar el acceso generalizado a la salud, así como al papel que debe seguir jugando la cooperación sur-sur

En momentos en que fuertes vientos neoliberales soplan, sobre todo al sur del continente impulsados por el gobierno argentino y esbozados por el régimen interino de Brasil –con el apoyo de Estados Unidos y bajo su inspiración en busca de reconquistar espacios perdidos–, las conclusiones de la CEPAL vuelven a ser oportunas, respetadas y justas.

Son verdades científicamente fundamentadas que salen al paso al fantasma neoliberal.

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