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La caída de Netanyahu

14 de junio de 2021

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Tal como muchos observadores habían advertido, la abrupta salida de Donald Trump de la Casa Blanca arrastraría tras sí a algunos de sus principales aliados y socios, que en la escena internacional se habían mostrado como incondicionales acompañantes de sus políticas en diversas regiones del mundo.

En esos casos, uno de los más conspicuos  u vociferantes resultó Benjamín Netanyahu, primer ministro del estado sionista de Israel, quién hizo estrecha causa común con el enloquecido magnate y elevó a vínculos casi que familiares las relaciones históricas entre Estados Unidos e Israel, pensando que así lograba por partida doble sus objetivos de aseguramiento político interno y apoyo internacional.

Recordamos que de ese entendimiento surgió el fatídico, unilateral e ilegal “Acuerdo del Siglo” entre ambos, con el que pretendieron congelar y legitimar al margen de las Naciones Unidas y de toda la legislación  ya suscrita a esos efectos, la ocupación de los territorios palestinos por el estado de Israel, la expulsión de sus ciudadanos e impedir la creación de un estado palestino independiente en parte de las tierras que les fueron arrebatadas.

Mientras todo esto ocurría, el premier israelí era llevado a los tribunales de su país encausado por corrupción en varios juicios y crecía el repudio de su propio población y el electorado ante esos delitos y su nefasta gestión de gobierno.

Netanyahu emergió como el aliado favorito y mayor beneficiario de Trump, cuando las ambiciones reeleccionistas de ambos parecían navegar viento en popa y ambos quedaron también entrelazados ante la frustración y el fracaso posterior  de sus  aspiraciones derrotadas.

Como era de esperarse, el recién llegado nuevo gobierno imperialista de Estados Unidos (Administración Biden) no tardó en pasarle cuenta y, abandonado a su suerte, el otrora orgulloso Netanyahu experimentó en carne propia lo que ya él sabía: no se puede gobernar en Israel sin el favor del gobierno de Estados Unidos.

De este modo, una amplia coalición política fue rápidamente armada, incluyendo antiguos aliados de Netanyahu como el nuevo primer ministro Naftalí Bennett para proceder al relavo del viejo aliado de Trump, a quién ni siquiera el reciente genocidio de Gaza pudo salvar.

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