ribbon

La agresión interna

17 de diciembre de 2018

|

 

Por estos días se han hecho denuncias fidedignas sobre los preparativos de una agresión militar a Venezuela, para lo cual se están utlizando todo tipo de recursos con el fin de resquebrajar la moral de las Fuerzas Armadas Bolivarianas, entre otras maniobras contra el pueblo.

Se intenta derribar al gobierno de Nicolás Maduro e integrar uno contrarrevolucionario denominado de transición, en lo cual está completamente inmerso Estados Unidos, que cuenta con su marioneta del régimen de Colombia, al que se suma ahora el neofascista brasileño.

Cierto que han fracasado momentáneamente los planes para asesinar a Maduro, pero se mantiene fuerte la contrarrevolución interna, que, a pesar de salir derrotada sucesivamente en los procesos electorales –por lo que se ha ausentado en algunos de

Estos– , respalda sin equívocos a una oligarquía poseedora de importantes medios para desinformar, desestabilizar y conspirar.

Esta se mantiene luchando contra las medidas oficiales sobre el control cambiario, el acaparamiento masivo y el contrabando de extracción.

Algunos de los personajes de este grupo antipueblo han viajado a Estados Unidos y Europa, pero mantienen sus nexos locales, como Óscar Zuloaga, fundador del Banco Provincial gracias a sus vínculos con los banqueros franceses del Credit Lyonnais mientras le llevaba los negocios a la Iron Mines y la Orinoco Minning: empresas norteamericanas que saquearon hierro y bauxita en el estado de Bolívar por más de 30 años.

Gracias a Pedro Tinoco, encargado de negocios de Nelson Rockefeller, el Banco Mercantil pasó a manos de la poderosa familia Vollmer, productores del Ron Santa Teresa.

La familia Mendoza, gracias a la familia Cisneros, consiguió articularse con la oligarquía estadounidense de los Mills, creadores de la empresa de molinos más grande del mundo: Pillsbury Mills. Debido  a ese contacto consiguieron importar los molinos que hoy trituran trigo y maíz para la fabricación de arepas y pasapalos (Doritos, Ruffles, etc.).

Quedan algunos parásitos (los Pérez-Dupuy, los Velutini, los Phelps, los Stelling, los Domínguez, etc), de esta oligarquía conspiratoria que tuvo papel protagónico en las rápidas gestiones que permitieron el acceso de las trasnacionales norteamericano-europeas (Pfizer, Bayer, Procter & Gamble, Fritz, Heinz, Colgate-Palmolive, Nestlé, General Mills, Cargill, etc) en el territorio venezolano, constituyendo un mecanismo violento de fuga de capitales (la mal llamada “repatriación de ganancias”), acompañado por el subsidio estatal para importar materias primas y maquinarias.

Es decir, no es algo nuevo, sino que se remonta a la década del ’50 y tiene su punto más alto en la del ’80, en la que se ´proyectaron nuevos modelos de acumulación a partir de la expoliación especulativa de la renta petrolera.

Toda esta parafernalia explotadora queda aún en Venezuela, muy golpeada por las más recientes medidas económicas, pero con suficientes medio, subrayo, para sufragar complots contra el Gobierno Bolivariano.

Su modelo económico es aquel que continúa planteando como principio fundamental la extendida (y absoluta) transferencia de la riqueza petrolera hacia los países del capitalismo desarrollado a cambio de privilegios, largos procesos de especulación comercial y corretajes malsanos en el sector financiero como modelo de acumulación rentista.

No producen ingresos para el país, porque su papel ante la historia (decidido por ellos) los dotó de reforzadas incapacidades hacia la generación de procesos tecnológicos, productivos y económicos alejados del capital norteamericano y europeo.

Fidelidad mantenida y caprichosa que deviene en conspiración desde adentro y afuera para tratar de no perder las mieles del saqueo amargadas por la Revolución Bolivariana.

Comentarios