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Irak y Siria seis meses después

18 de febrero de 2015

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Seis meses han pasado desde que el Pentágono de Estados Unidos decidió —al frente de una llamada coalición— emprender ataques aéreos contra Irak primero y un mes después extenderlo a Siria, aunque en este último país nunca contó con la aprobación del gobierno de Damasco.
Desde aquel mes de agosto de 2014 hasta este febrero de 2015 nada ha cambiado en la zona bajo control del terrorista Estado Islámico (EI), aunque los bombardeos suman más de 2 000 con un promedio de diez ataques al día.
Hoy la realidad es que esos grupos terroristas no solo tienen en jaque a amplias áreas de Irak y Siria, sino que han ampliado su modo de actuar a países como Libia y han realizado ataques feroces en otros estados europeos y africanos.
¿Qué ha pasado en realidad?
Aunque muchas son las formulaciones teóricas en cuanto a la estrategia a utilizar para acabar con el EI, lo que sí está claro es que no basta con el poderío militar y los cuantiosos recursos que emplea Washington para actuar desde el aire; como tampoco se puede acabar con el terrorismo sin ir a sus raíces y combatir también las fórmulas de invasión y ocupación de naciones soberanas por parte de ejércitos foráneos, lo que ha contribuido grandemente a desestabilizar esa región y exacerbar el fundamentalismo, devenido como en este caso en terrorismo.
Si recurrimos a las últimas acciones del EI divulgadas en la prensa, vemos que lo más actual es el ataque a una represa al norte de Bagdad, y la decapitación de ciudadanos coptos egipcios, esto último en territorio de Libia.
Como respuesta, tanto el gobierno de Egipto como uno de los dos ejecutivos que mal gobiernan a Libia, realizaron bombardeos aéreos contra campamentos terroristas en territorio iraquí.
Reportes de prensa desde El Cairo señalan que el presidente egipcio, Abdel Fattah al-Sisi, pidió una resolución de Naciones Unidas que permita una intervención internacional en Libia.
Tal solicitud la hizo luego que cazabombarderos egipcios atacaran objetivos del grupo EI, que días antes había hecho público un video donde mostraba la decapitación de 21 cristianos coptos.
“No hay otra opción. No les permitiremos que corten las cabezas de nuestros hijos”, dijo al-Sisi a una radio francesa.

Por su parte, desde Bagdad se divulgó la aterradora noticia de que militantes del autodenominado Estado Islámico quemaron vivas a 45 personas en la localidad de al-Baghdadi, al oeste del país árabe. El grupo terrorista ingresó a esa ciudad la semana pasada y tomó bajo su control una buena parte de ella.
Otra de las grandes frustraciones para quienes conducen esta cruzada, es que cada vez en mayor número se divulgan cifras de mercenarios extranjeros, de Europa principalmente, pagados por el Estado Islámico para que se unen a esos grupos de terror y muerte.
A seis meses de iniciados los bombardeos de Estados Unidos contra el EI, el Pentágono da a conocer hoy datos que fijan en 6 000 la cifra de terroristas muertos en Irak y Siria; así como la eliminación de mil posiciones de combate de esa agrupación terrorista y 200 instalaciones de petróleo y gas destruidas.
Un dato interesante dentro del informe suministrado por el Pentágono es que en Irak se han recuperado 700 kilómetros cuadrados del territorio ocupado por el Estado Islámico, lo que equivale —fijémonos en esta cantidad— al uno por ciento de todo el área en manos de los terroristas que operan en el país.
Por otro lado, Washington calcula en 1 300 millones de dólares es el costo de la campaña aérea, con un promedio de gasto diario de 8.3 millones de dólares.

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