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¿Interferencia yanqui en la política británica?

25 de abril de 2016

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Resultan universalmente conocidas las acciones injerencistas e intervencionistas de los gobiernos imperiales de Estados Unidos en los asuntos internos de los diferentes países del mundo, unas veces de manera sutil, otras de manera abierta y desfachatada y si es necesario de forma violenta y sangrienta. Es una constante desde que ese imperio existe, lleno de ínfulas de poder y sed de ganancias, que encubre con supuestos y ridículos dotes de “excepcionalidad” y mandatos divinos.

Por lo general, estas operaciones intervencionistas se hacen más evidentes hacia el mundo subdesarrollado –el llamado Tercer Mundo–, y se hacen de forma más discreta hacia los socios más incondicionales, como en el caso del mundo capitalista desarrollado donde se ubican varios de ellos.

En este caso, se trata del Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte, la ex metrópoli de las 13 colonias, que el 23 de junio deberá celebrar el esperado referéndum donde se decidirá su permanencia o no en el seno de la Unión Europea, lo cual se ha considerado como una apuesta difícil y arriesgada para el actual primer ministro David Cameron, quien se encuentra en una incómoda coyuntura tras la aparición de su nombre en los llamados “papeles de Panamá” como titular de acciones y evasor fiscal.

Tras una etapa de aparente indiferencia, Washington está ahora alarmada con la perspectiva de que Gran Bretaña, finalmente, tenga que abandonar la Unión Europea tras los costos adversos del referéndum, cuyos resultados se muestran hoy muy reñidos y aún con elevado número de indecisos.

Gran Bretaña fuera de la Unión Europea privaría a Washington de su más importante punta de lanza e incondicional emisario en el seno de la UE y ello es causa de alarma generalizada en los círculos de poder y, sobre todo, en la Administración Obama que cargaría con las culpas de esta derrota en plena faena electoral.

Un importante momento de esta campaña de influencia y amedrentamiento sobre el electorado británico ha sido la visita del presidente de Estados Unidos a Londres para mostrar su apoyo al “sí” en el referéndum y argumentar a favor de tal opción, mientras la diplomacia estadounidense lleva a cabo febril actividad y pone en funciones todos sus recursos para apuntalar a Cámeron, al margen de las críticas que el propio Obama le hiciera por “desentenderse de Libia” y permitir que el caos destruyera a este país.

En Gran Bretaña, sin embargo, no todos piensan igual y una de las voces que se ha alzado contra la campaña estadounidense es la del alcalde de Londres, Ben Johson, quién la calificó como “hipócrita e indignante”, pues Estados Unidos nunca aceptaría un control como el que ejerce la UE sobre sus integrantes, según el Mayor londinense.

Lo cierto es que el tema del referéndum del 23 de junio va tomando fuerza no solo en el Reino Unido y en su ex colonia estadounidense sino también en toda la Unión Europea, donde la salida británica abrirá una etapa imprevisible.

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