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Incumpliendo, como siempre

22 de septiembre de 2014

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Hace unas horas, el presidente Barack Obama prometió que ni un solo soldado norteamericano volvería a combatir en Iraq, y al rato el alto mando militar estadounidense no solo indicó que no tendría en cuenta la decisión presidencial, sino que pudiera extender tal acción a Siria, con el concurso de algunos de sus aliados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, al tiempo que rearmaría y fortalecería a esos mercenarios de la llamada oposición conservadora siria.
Esto último ya ha sido confirmado, con el poco velado objetivo de que la acción “antiterrorista” se extienda contra el ejército sirio y otras fuerzas que defienden al presidente constitucional, Bashar al Assad, cuyo gobierno ha sido el único baluarte en la región opuesto consecuentemente al gobierno sionista de Israel y al imperialismo norteamericano.
La promesa de defender a las minorías étnicas y religiosas masacradas por esa rama desprendida de Al Qaeda y que se llama ahora Ejército Islámico, no ha rendido frutos, a pesar de las informaciones sobre bombardeos aéreos estadounidenses de dudosos resultados, que no han hecho ni un ápice de daño contra una organización surgida de la “nada”.
Esta cuenta con miles de millones de dólares en fondo, armas de variado tipo, con una propaganda en que se destacan escenas para infundir pánico y gran número de efectivos, entre ellos 12 000 jóvenes procedentes de Europa.
Los incumplimientos en el plano externo son más abundantes en lo interno, que da una fuerte base a la campaña de descrédito de la ultraderecha conservadora, la cual aprovecha y boicotea los esfuerzos presidenciales para tratar de rebajar los aún elevados índices de desempleo e inestabilidad económica.
Si añadimos que han sido mínimos los avances de los ambiciosos planes en la salud y suspendida cualquier tipo de reforma a la ley inmigratoria en presunto beneficio de once millones de indocumentados, llegamos a la conclusión de que todo esa lentitud para hacer cumplir sus promesas se hace con vista a evitar un magro resultado en los próximos comicios de medio término, que amenazan con desbancar a los demócratas del Senado, la única cámara que controlan, así como para no buscarse problemas con los lobbies y corporaciones de Estados Unidos que apoyaron la continuación en la presidencia de Barack Obama.
En este contexto destaca el respaldo de la Comisión Trilateral, a la que le convenía un presidente que asegurara el statu quo y así controlar el poder político a nivel nacional. También el apoyo de estructuras sociales cerradas o secretas como los Skull & Bones o el Council on Foreign Relations (CFR), que en lo internacional dirige y auspicia organismos ultraconfidenciales, como el Grupo Bilderberg, incorporando las elites y oligarquías de diferentes países en busca de un gobierno mundial.
Pero nada de esto ha logrado capear la crisis financiera norteamericana, que puede propiciar el avance de las fuerzas más conservadoras, como el Partido Republicano y su ala ultraderechista, el denominado Tea Party.
Esta rama republicana también se ha encargado de vetar otra promesa de Obama, la de promulgar el Dream Act, para la legalización de estudiantes indocumentados.
Se pensaba que como Obama ya no podría ser presidente en un tercer mandato, como dice la Constitución, podía intentar que sus promesas incumplidas de mejorar el bienestar del norteamericano se volvieran realidad, pero se olvida que tenía que buscar el permiso del dominante complejo militar-industrial, ese que propugna tantas guerras de agresión e impedido que cumpla su proyecto de cerrar la prisión en el territorio ilegalmente ocupado en Guantánamo.
Además, nos ilusionamos con que se mejoraran las relaciones con Cuba, al expresar en dos ocasiones que la política contra la Isla no funcionaba por obsoleta y había que revisarla. Pero, como siempre, accedió a los caprichos de una mafia que, como la de Miami, ataca cualquier intento al respecto, y trata de mantener a nuestro país bloqueado y perseguido con saña.
Así, como nunca antes, penó ilegal y extraterritorialmente con cifras multimillonarias a empresas de sus aliados que tenían vínculos financieros con Cuba, y accedió ala rutina de extender por un año más el criminal bloqueo contra la Isla, al aplicar la Ley de Comercio con el Enemigo, promulgada como medida de guerra en 1917 para restringir el comercio con naciones consideradas hostiles, aunque no EE.UU. no tiene un conflicto bélico con nuestro país.

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