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¿Incidente aislado o provocación deliberada?

2 de noviembre de 2015

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Las relaciones entre Estados Unidos y China han vuelto a enturbiarse como consecuencia de la incursión y patrullaje de un buque de guerra estadounidense en aguas adyacentes a las islas enclavadas en el Mar Meridional de China que son consideradas por la parte china bajo su soberanía y formando parte de su territorio nacional.

El gobierno chino es particularmente celoso y observador de estos derechos por cuanto otros países de la región hacen reclamaciones sobre ellas y considera, por tanto, como extremadamente grave esta incursión de Estados Unidos, que representa una violación de su soberanía, y con la cual Washington se alinea, de hecho, junto a las partes reclamantes y desconoce los derechos defendidos sostenidamente por China.

No es de extrañar los términos enérgicos y perentorios de las declaraciones de la agencia oficial XINHUA, dando paso así a un nuevo episodio en los ambivalentes vínculos entre ambas potencias mediante los cuales, como es habitual, el gobierno estadounidense trata de presionar e intimidar a China, a la luz de las declaradas pretensiones de convertir a la región Asia-Pacífico en su área priorizada de presencia, influencia y protección a sus intereses imperiales.

La arbitrariedad e ilegalidad de este tipo de incursión marítima es señalada por la nota china, recordando que Estados Unidos no es siquiera firmante ni ha aprobado la Convención de Naciones Unidas sobre Derechos del Mar y, sin embargo, pretende escudarse en ella para acciones de esta naturaleza.

La posición china no deja de ser prudente y apegada a la legalidad internacional cuando advierte que la relación entre ambos países “que es tan importante y de gran alcance para la paz, estabilidad y prosperidad regionales y globales, no puede resistir confrontaciones o conflictos catastróficos”, aunque añade que “China tiene poco espacio para el compromiso cuando se trata de los asuntos relacionados con su soberanía y tomará cualquier medida y a cualquier costo para salvaguardar sus intereses soberanos”.

Si el gobierno estadounidense hiciera una lectura equivocada de esta realidad, es indudable que las relaciones entre las dos potencias podrían tomar un rumbo de imprevisibles consecuencias pues la nota china refiere que algunos funcionarios de Washington ya han manifestado que tales patrullajes violatorios continuarán en el futuro.

La posibilidad de retornar a unas relaciones normales y sin intimidación fue también expresados por XINHUA al afirmar: “Para mantener los vínculos China-EE.UU. en una senda saludable y preservar la estabilidad y la paz en la región Asia-Pacífico, Washington debe honrar su compromiso de mantener una posición neutral sobre el tema del Mar Meridional de China y suspender las prácticas que perturban aún más las aguas allá”.

Se trata, sin dudas, de “un intento peligroso de probar la línea roja de China con respecto a la protección de sus derechos de soberanía”.

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