Impunidad y servilismo
3 de diciembre de 2018
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Poco se comenta sobre las siete bases donde tropas norteamericanas desarrollantodotipo de actividades en Colombia, bajo el falso pretexto del combate a las drogas, devenido luego en elapuntalamiento del régimen de turno ante otrorasavances guerrilleros y ahora para apuntalar el neoliberalismo y enfrentar una fabricada amenaza del gobierno de Venezuela..
Luego de varios años de ocupación, han transcendido las diversas violaciones a los derechos humanos por los ocupantes norteamericanos contra la población civil, principalmente mujeres y campesinos.
En ellos destaca el asentimiento oficial colombiano a la demanda del Pentágono de que Bogotá no juzgue a los soldados norteamericanos que hayan cometido algún tipo de fechoría, incluso los más aberrantes, que nunca se conocen en el momentoen que se realizay sólo hay algún atisbo, cuando alguna que otra comisión lo da a conocertardíamente de manera honesta, pero siempre imposible de castigar.
Así, la Comisión histórica que en unmomentodeterminadointegraron las Fuerzas Armadas Revolucionaras de Colombia y el gobierno dio a conocer que soldados y contratistas militares estadounidenses violaron sexualmente al menos a 54 menores de edad entre los años 2003 y 2007, pero los culpables gozaron de impunidad.
Posteriormente, ese tipo de hechos se han multiplicado, y ya hay abundante información al respecto, aunque imposible de utilizar, gracias a los acuerdos bilaterales y a la inmunidad diplomática de los funcionarios de EE.UU., lo cual forma parte de un comportamiento sexista y discriminatorio denominado como ‘imperialismo sexual’”, según uno de los autores de un reporte al respecto, Renán Vega, de la Universidad Pedagógica Nacional de Colombia. A su juicio, lo mismo ocurre en otros lugares donde hay militares estadounidenses, como en Filipinas, Japón o Corea del Sur.
Concretamente, al menos 53 niñas fueron agredidos sexualmente en las ciudades de Melgar y Girardot, que están situadas a tan solo cien kilómetros de Bogotá. Los mercenarios estadounidenses no solamente las violaron: también grabaron y vendieron el crimen “como material pornográfico”. Otra menor de 12 años de edad fue violada por dos militares estadounidenses en Melgar. El Ejército colombiano también cometió delitos sexuales contra la población civil, denuncia el informe.
No son los únicos documentos sobre casos de abuso sexual perpetrados por militares estadounidenses. Según el periódico “El Turbión”, 7 234 mujeres han sido objetos de delitos sexuales, y se apoya para ello en datos oficiales de la Unidad de Víctimas de Colombia recogidos por el portal “Colombia Reports”.
Y este es sólo un aspecto del abuso imperial contra el pueblo colombiano, que cunde y se muestra aún más impune, totalmente permitido por la actual y servil administración de Iván Duque.
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