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Impulso al multilateralismo

1 de abril de 2019

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El periplo europeo del presidente de la República Popular China, Xi Jinping, ha dado un fuerte impulso al multilateralismo, algo que no concuerda con los planes del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien no ha podo convencer a sus socios de que no estrechen sus lazos con Beijing, esperando inútilmente a que repitan sus dictados referente a las sanciones injustamente impuestas a Rusia.

Pero como para China es imprescindible un espíritu de paz y cooperación para lograr su propósito de restablecer y mejorar la Ruta de la Seda, que proclamó hace seis años,  los esfuerzos de Xi fueron encaminados a ese fin, que tuvo un resultado exitoso con la aquiescencia de Italia y la acogida interesada de Francia, Alemania y la Comisión Europea.

No solo Macron, sino también la canciller alemana, Merkel, y el presidente de la Comisión Europea, Juncker, se reunieron en París para esperar al mandatario chino, y aunque le pidieron reciprocidad en las cuestiones relativas al comercio, admitieron lo positivo que tiene el propósito de la Ruta, echando a un lado los temores de que China se convierta en una hiperpotencia, cuando en realidad esa es una importante vía pira establece la necesaria concordia entre las naciones y pueblos, tan ausentes hoy..

La cita en París fue un aperitivo de la cumbre del 9 de abril entrante entre la Unión Europea (UE) y China, a la que el bloque comunitario califica tanto de socio estratégico como de rival sistémico, pero ante el que admite que su cooperación es importante.

A Xi se le pidió concretamente que esa Nueva Ruta de la Seda, enorme proyecto de infraestructuras lanzado por China en 2013 para mejorar sus conexiones con Europa, Oriente Medio y África, beneficie los intereses europeos. No hay que soslayar que, a invitación de Beijing, países de América Latina y el Caribe están incorporados, al proyecto.

“Es un proyecto muy importante y como europeos queremos desempeñar un papel, pero es necesaria una cierta reciprocidad, que todavía nos cuesta un poco encontrar”, señaló Merkel, que al término de la reunión conjunta mantuvo otra bilateral con Xi.

El presidente chino, en plena búsqueda de inversores para su gigantesco plan, dijo no oponerse a ese principio: “La iniciativa de la Ruta ha enriquecido el concepto del multilateralismo. (…) Francia y todos los países del mundo son bienvenidos”.

“Las relaciones actuales entre China y Europa están marcadas sobre todo por la cooperación. Es cierto que hay puntos de desacuerdo, también competencia, pero es una competencia positiva”, añadió.

También firmaron acuerdos y memorandos de entendimiento, entre los que destaca el encargo de 300 aviones por el consorcio aeronáutico estatal chino CASC al fabricante aeronáutico europeo Airbus, por unos 28 000 millones de euros.

 

Acoto histórico

La Ruta de la Seda fue una red de rutas comerciales organizadas a partir del negocio de la seda china desde el siglo I a. C., que se extendía por todo el continente asiático, conectando a China con Mongolia, el subcontinente indio, Persia, Arabia, Siria, Turquía, Europa y África.

Sus diversas rutas comenzaban en la ciudad de Chang’an (actualmente Xi’an) en China, pasando entre otras por Karakórum (Mongolia), el Paso de Khunjerab (China/Paquistán), Susa (Persia), el Valle de Fergana (Tayikistán), Samarcanda (Uzbekistán), Taxila (Pakistán), Antioquía en Turquía, Alejandría (Egipto), Kazán (Rusia) y Constantinopla (actualmente Estambul, Turquía) a las puertas de Europa, llegando hasta los reinos hispánicos en el siglo XV, en los confines de Europa y a Somalia y Etiopía en el África oriental.

El término “Ruta de la Seda” fue creado por el geógrafo alemán Ferdinand Freiherr von Richthofen, quien lo introdujo en su obra Viejas y nuevas aproximaciones a la Ruta de la Seda, en 1877. Debe su nombre a la mercancía más prestigiosa que circulaba por ella, la seda, cuya elaboración era un secreto que solo los chinos conocían. Los romanos (especialmente las mujeres de la aristocracia) se convirtieron en grandes aficionados de este tejido, tras conocerlo antes del comienzo de nuestra era a través de los partos, quienes se dedicaban a su comercio.

Muchos productos transitaban estas rutas: piedras y metales preciosos (diamantes de Golconda, rubíes de Birmania, jade de China, perlas del golfo Pérsico), telas de lana o de lino, ámbar, marfil, laca, especias, porcelana, vidrio, materiales manufacturados, coral, etc.

En junio del 2014, la Unesco eligió un tramo de la Ruta de la Seda como Patrimonio de la Humanidad con la denominación Rutas de la Seda: red viaria de la ruta del corredor Chang’an-Tian-shan. Se trata de un tramo de 5 000 kilómetros de la gran red viaria de las Rutas de la Seda que va desde la zona central de China hasta la región de Zhetysu, situada en el Asia Central, incluyendo 33 nuevos sitios en China, Kazajistán y Kirguistán.

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