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Imperdonable

26 de julio de 2018

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La propaganda contrarrevolucionaria interna y externa han hecho hincapié en la complicidad de personajes que se dicen de izquierda en los sucesos promovidos por el imperialismo contra el gobierno de Nicaragua, y en este contexto se hallan ex líderes del Frente Sandinista de Liberación Nacional que muestran de forma taimada su oposición al presidente Daniel Ortega.
No importa que guarden silencio, porque este es cómplice de lo que ha desatado el Imperio contra un gobierno que le es molesto, independientemente de las discrepancias, porque cuando son de buenafe, ayuda al proceso revolucionario.
Como se sabe, la oposición aprovechó unas leyes que perjudicaban el ingreso de los jubilados para promover el complot contraOrtega sin importar que tal medida fuera rápidamente derogada.
Lo cierto es que la manifestación antigubernamental derivó en hechos violentos, sin participación de los jubilados, pero sí de estudiantes aliados a la extrema derecha que comenzaron asaltos e incendios a todo lo que veían a su paso, no importa la destrucción de entidades al servicio de la población, como escuelas y hospitales, además de asesinatos de policías y simpatizantes del sandinismo, utilizando los métodos más crueles.
Ello produjo, por supuesto, la lógica respuesta correspondiente, apoyada por miles de personas que marcharon por las calles de las ciudades del país para pedir el regreso de la paz y enrepudio a los métodos criminales utilizados por opositores devenidos en malhechores pagados por Estados Unidos.
También se hicieron cómplices con los crímenes “made in USA” la derecha de un sector de la Iglesia desafiante del actual Vaticano y las organizaciones no gubernamentales supuestamente democráticas sostenidas por el dinero de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos, que al igual que elementos de la falsa izquierda, guardaron silencio sobre los crímenes aberrantes y el terror sembrado en las poblaciones más humildes e indefensas.
Se Intenta derrocar a un gobierno que en Centroamérica no permitió el ingreso de las maras, que en medio de la violencia en Centroamérica, logró avances sociales únicos en esa región, reconocidos por organismos internacionales, y que permanece en el ALBA, organismo que ayuda a los pueblos más encrestados, desafiando las presiones de Washington.
Todo lo anterior, subrayo, es imperdonable, y más cuando el gobierno de Donald Trump amenaza invadir a Venezuela, por lo que considera estratégico de devastar Nicaragua y eliminar al Gobierno Sandinista.

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