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Hoja de ruta contra Correa

10 de julio de 2018

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Primero fueron las acusaciones de haber estado implicado en fraudulentos tejemanejes del sector petrolero, luego de pertenecer al crimen organizado y más tarde de tráfico de influencias, todas desechadas porque se demostró que ninguna tenía pies ni cabeza.

Ahora, la acusación contra el ex presidente Rafael Correa, con elementos judiciales nombrados a dedo, sin concurso, lo que no es legal, lo presentan como instigador del secuestro del ex legislador ecuatoriano Fernando Balda en el 2012 en Colombia, donde en sus declaraciones en el país suramericano implicó a Correa, con testimonios que demostraron ser falsos.

Lo cierto es que Balda estaba prófugo de la justicia ecuatoriana y se dedicaba a acciones ilegales en Colombia.

En este contexto, el ex mandatario denunció que hay un complot del presidente de Ecuador, Lenín Moreno, después de que la justicia ecuatoriana anunciara su determinación respecto a su caso. En una entrevista a la AFP en Bruselas, expresó su confianza en que Interpol rechazará la circular roja emitida por la justicia ecuatoriana, ya que, a su juicio, se trata de un caso político.

Correa, quien está radicado en Bélgica, desde que terminó su periodo de gobierno, aseguró que su sucesor es quién está detrás de todo esto; de la judicialización de la política. De acuerdo a sus declaraciones, Moreno se habría reunido con Balda y con el anterior fiscal, para meter preso a Jorge Glas, quien fungiese como vicepresidente desde el 2013 hasta el 2017; y quien fue condenado a seis años de prisión, por haber recibido supuestamente dinero en el caso Odebrecht.

Después de que la jueza Daniella Camacho ordenara la prisión preventiva, Correa defendió su derecho, como residente de un país extranjero, de presentarse en el consulado de su país en Bélgica. Acerca de la circular rioja de interpol,  aseveró que cree que no procederá, porque está seguro de que esta organización se toma su tiempo para estudiar e investigar el caso, y en caso de tratarse de un caso político, la Interpol lo desecha, y “más político que esto no hay”; afirmó.

“¿Por qué tengo que sacrificar nuevamente a mi familia? Yo le ofrecí a mi familia, después de 10 años de marginarla por dedicarme entero a mi patria (…) años de paz en Bélgica. Incluso vivir y morir en Bélgica”, agregó  el ex mandatario, cuya esposa es belga.

Y aunque ahora el gobierno de Ecuador trata de disimular que opera junto con la clase política nacional con un plan de persecución contra Correa, la realidad se estrella contra sus palabras.

Tras dictarse la prisión del líder político, disponiendo al mismo tiempo la difusión roja a la Interpol a que lo capture, entonces surgieron de inmediato las justificaciones y pretextos para decir que ellos “respetan la independencia de funciones”, sin tomar en cuenta una cadena de hechos condenables en este “juicio” que el propio presidente Lenin Moreno, anunció premonitoriamente como una especie de promesa:

“En Ecuador no tenemos presidentes presos… pero no perdemos las esperanzas”.

Ahora los aliados políticos de Lenín,  de derecha y de izquierda, porque los hay, están alborozados y felices por  tener la posibilidad de meter preso a Correa, siguiendo la hoja de ruta planificada.

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