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Historia por escribir

31 de mayo de 2019

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Dieciocho años después, las tropas norteamericanas siguen presentes en Afganistán, pese a continuados anuncios de su retiro.

El abandono es cosmético: permanece el armamento, los instructores y el elemento mercenario que se desplaza con los ocupantes,

Hace varias semanas se anunció otro retiro, pero tuvo que ser suspendido por la falta de confianza en el ejército local y la renuencia de algunos aliados de seguir en el proyecto estadounidense en Afganistán.

Ahora se habla de la protección de la niñez que no puede ir a la escuela, porque elementos no identificados destruyen los recintos y aterrorizan a infantes y sus familiares, hecho que se le achaca a la insurgencia, principalmente al Talibán, pero, indico, no hay nada confirmado y no se dude que ello sea otra artimaña imperialista para desprestigiar a quienes se le oponen.

Cuando se busca realmente el por qué Estados Unidos agredió a Afganistán en el 2001, pretextando el combate al terrorismo, se habla de la existencia de uranio en su suelo, la posesión de cualquier oleoducto que pase por ese territorio, y su posición geoestratégica.

Conjeturas que tienen validez, pero que toman certeza, cuando se menciona el control del tráfico de drogas, un negocio que deja por lo menos 150 000 millones de dólares al año, la tercera parte de los cuales va a parar a manos norteamericanas, gracias, según testimonios serios, a los manejos de la Agencia Central de Inteligencia (CIA).

Nada extraño cuando se sabe que la CIA estuvo implicada en el contrabando de drogas para financiar la agresión a los países indochinos y la contrarrevolución en Nicaragua.

Hay que sonreírse cuando Trump ahora, como antes lo hizo Obama, pide a las autoridades que luchen contra la corrupción.

Al respecto, y según ha escrito en The Guardian el periodista afgano Nushin Arbabzadah, a menudo el contrabando se realiza mediante ataúdes; es decir, se llenan de drogas, en lugar de cadáveres.

El periodista ruso Arkadi Gubnov, de Vremya Novosti, haciendo pública una información proporcionada por una fuente de los servicios secretos afganos, escribió que “el 85% de toda la droga producida en Afganistán se transporta al exterior por medio de la aviación estadounidense.”

Otro, periodista, este norteamericano, Dave Gibson, de NewsMax, citó una fuente anónima de los servicios de inteligencia de EE.UU., al afirmar que “la CIA siempre ha estado involucrada en el tráfico mundial de drogas, y en Afganistán, simplemente, llevan a cabo su negocio favorito, como hicieron durante la guerra de Vietnam.”

“Estados Unidos no se opone al narcotráfico afgano para no socavar la estabilidad de un gobierno apoyado por los principales traficantes de drogas en el país”, escribió en el Huffington Post, el periodista norteamericano Eric Margolis, quien predijo: “cuando la historia de la guerra se haya escrito, la sórdida participación de Washington en el tráfico de heroína afgana será uno de los capítulos más vergonzosos.”

Pero la historia de la guerra no se podrá escribir aún, porque ésta, la ocupación imperialista, el contrabando y la corrupción siguen, sin que se vislumbre su final.

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