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Hierba mala allende los mares

20 de junio de 2013

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Es posible que muy pocos medios internacionales recuerden o escriban hoy sobre lo que sucedió con el banco Lehman Brothers, en Estados Unidos, durante el gobierno de George W. Bush.
Aquella institución, símbolo del poder económico norteamericano se declaró en quiebra y con ello, salía a la luz pública la actual crisis económica mundial que hoy tiene al sistema capitalista en plena bancarrota.
La aplicación del neoliberalismo desmedido, la subordinación del poder a los mercados usureros y la ambición de los ricos a cambio de las peores medidas en detrimento de los pobres, han llevado a la economía mundial a su calamitoso estado actual y a las sociedades europeas y norteamericana a vivir con cifras récords de desempleados, altos por cientos de pobreza y más que todo a una falta total de perspectiva que vislumbre una salida para la actual situación.
También es posible que haya pocos interesados en recordar la memoria histórica de la patética situación actual, y ahora no se refieran en artículos sustanciosos al papel jugado en la aplicación del neoliberalismo más cruel en la década de los 80, por personajes como el ex mandatario norteamericano Ronald Reagan, la ex primera ministra británica Margaret Thatcher y su continuador Tony Blair.
Pero, capitalismo al fin, la subordinación de una buena parte de la economía europea a la norteamericana, los nexos transnacionales y la ilusión de muchos en el Viejo Continente de al menos aparentar un desarrollo a ultranza como el de Estados Unidos, fue conduciendo a Europa, con su flamante Unión al frente, por los caminos lodosos del barranco que la ha arrastrado a la crisis sistémica total.
Las flores que parecían dar frescura al modelo de la Unión Europea y su moneda insignia, el euro, empezaron a marchitarse y no son pocos los casos donde un desierto ha surgido de donde daban esperanzas frondosos jardines.
Grecia todavía vive la penumbra de un modelo vencido. Para nada ha importado que allí sean los bancos alemanes —símbolo de la ya casi irreal economía europea— los mayores exponentes a la hora de ceder ante la troika formada por el FMI, el Banco Europeo y la Comisión Europea en detrimento de planes sociales, empleo y otros.
De España es poco lo que se puede aportar. La nación ibérica ha establecido récords de parados, de desempleo juvenil, de personas que abandonan el país en busca de trabajo hacia otras regiones, etc, etc, etc.
Portugal, Italia, Chipre, Irlanda y hasta Holanda y Francia, navegan por los mares revueltos de una crisis galopante casi convertida en endémica.
Por carambola, Alemania que ha llevado el peso en los planes de rescate a los estados colapsados económicamente, ya muestra síntomas alarmantes, ahora se encuentra con una Europa que asimila el 50 por ciento de sus mercancías y que hoy, debido a la crisis, o no puede comprarla o no puede pagarla.
Mientras, Estados Unidos se enreda cada vez más en sus guerras, el gobierno de Barack Obama no es capaz de resolver la crisis con acciones loables para la mayoría de la ciudadanía, y por tanto se siente el peso del neoliberalismo comenzado décadas atrás y expandido como hierba mala allende los mares.

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