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Hermandad profunda y sincera: Recordando a Mandela

31 de julio de 2023

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Fue en fecha tan lejana como la del triunfo revolucionario del 1ro. de enero de 1959 cuando la hermandad profunda y sincera entre los pueblos sudafricano -que sufría y combatía al régimen racista y fascista del llamado “apartheid”-, y el pueblo cubano que acababa de abrir la etapa de la segunda y definitiva independencia, de la soberanía nacional, y la justicia social, se acercaron rápidamente, aun salvando la gran distancia geográfica.
La solidaridad de Cuba y su revolución respecto a las luchas de los pueblos africanos, entonces casi todos bajo el yugo colonial, comenzó a expresarse desde muy temprano de las más diversas formas, que fueron desde la participación directa de combatientes internacionalistas cubanos hasta el envío de ayuda material y médica de diverso tipo, una ayuda extendida a otros puntos de África y del mundo que dio origen al actual contingente médico internacionalista que lleva el nombre de Henry Reeve, un joven norteamericano héroe de nuestras luchas por la independencia caído en combate contra el colonialismo español en la Guerra de los Diez Años.
La participación de Cuba mediante la cooperación militar en la guerra de Angola, cuando el Movimiento Popular para la Liberación (MPLA) intentaba la liberación efectiva de su país tras haber expulsado al colonialismo portugués, dio paso a la “Operación Carlota” en octubre de 1975, y desde entonces, durante quince años trescientos mil internacionalistas cubanos pasaron de forma voluntaria por aquellas tierras y sembraron con su sangre y de los hermanos angolanos, namibios y sudafricanos el árbol de la libertad cuyos frutos recogen esos pueblos hoy en día.
La derrota del infame apartheid y la creación de la nueva Sudáfrica de Nelson Mandela no puede verse ajena a la liberación de Angola y de Namibia, pues fueron procesos desarrollados casi simultáneamente y con una estrecha relación entre sí.
Las fuerzas racistas de Sudáfrica, que contaban con el apoyo material de Estados Unidos y del llamado “mundo libre” y “occidental” recibieron reiterados golpes por parte de las fuerzas que defendían la liberación e independencia de Angola y Namibia y el fin del ignominioso régimen del apartheid en Sudáfrica, un régimen soberbio y engreído, criminal y embustero, que llegó a amenazar a toda África con la posesión de armas nucleares.
En sus palabras con motivo del aniversario quince de la Victoria de Girón, Fidel Castro sentenció que “Angola constituye para los imperialistas un Girón africano”.
Extendidas a la nueva Sudáfrica se iniciaron las más estrechas relaciones de cooperación en múltiples esferas por parte de Cuba y de la joven república africana; un país rico en recursos materiales, en tecnología y personal calificado; es una presa que se escapó de las manos al imperialismo y hoy actúa de modo soberano e independiente siendo una nación que goza de singular prestigio en África y en el resto del mundo.
Sudáfrica forma parte del importante grupo BRICS, junto a Rusia, China, Brasil e India; aspira y merece un asiento permanente en un renovado Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
Las estrechas relaciones de cooperación entre Sudáfrica y Cuba abarcan las más diversas ramas del saber y el conocimiento como la medicina, la educación, el comercio y la defensa. Son relaciones de solidaridad y apoyo mutuo sobre bases de amistad y hermandad, selladas con sangre en el campo de batalla.

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