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Hasta dónde puede llegar Bolsonaro

8 de noviembre de 2021

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La periodista brasileña, Vanessa Bárbara acaba de publicar en el diario estadounidense The New York Times, un artículo en el que expone cuánto ha hecho el presidente de su país, Jair Bolsonaro, para hundir a su pueblo, lo mismo por el mal manejo de la pandemia, que por el abandono social y la credibilidad internacional.

El Times despliega el artículo en su edición de este fin de semana, y lo encabeza con una conclusión cruda del epidemiólogo local Pedro Hallal: «Si mi país hubiera logrado dar una respuesta medianamente buena a la pandemia, más de 400 000 brasileños seguirían vivos» de los más de 607 000 fallecidos al momento de redactar el citado trabajo.

Ese testimonio aparece en el informe final de 1288 páginas sobre el manejo de la pandemia de la Covid-19 por el gobierno de Brasil y forma parte de una investigación en el Congreso de ese país.

Refiere el artículo que no se conoce con exactitud cuántas de las muertes se pudieron haber evitado: el cálculo de Hallal es solo una aproximación. Pero la verdad es que no tenemos un presidente medianamente bueno. Ni siquiera uno ligeramente malo. Tenemos a Jair Bolsonaro, un hombre que sostiene que las principales víctimas de la COVID-19 fueron «los obesos y los miedosos».

Se constata que el informe, realizado de manera minuciosa, detalla cómo Bolsonaro ayudó a propagar el virus, sin importar la pérdida de vidas humanas. Y recomienda que se le acuse de nueve delitos, entre ellos, el uso irregular de fondos públicos, la violación a los derechos civiles y, el más grave, delitos contra la humanidad.

La autora del artículo en el diario neoyorquino, lamenta que el Informe, luego de seis meses de trabajo investigativo por una comisión del Senado de Brasil, es muy probable que no sea algo más que eso, porque Bolsonaro es protegido por un fiscal general aliado, y es muy difícil que llegue a enfrentar los cargos que se le imputan.

Más bien, por tales argumentos, se pretende apelar a la Corte Penal Internacional para exigir que se asuma la responsabilidad de juzgar a un presidente que ha violado todas las normas éticas y humanas, ha usado la mentira como bandera y además, ha ignorado la ciencia y sus fundamentos a la hora de manejar una pandemia letal y masiva como esta.

La actitud del mandatario brasileño ante el contenido del citado informe ha sido, por demás, irrespetuosa y arrogante. «Sabemos que hicimos lo correcto desde el primer momento», aseguró.

Sin embargo, Bolsonaro se opone a las medidas para evitar la transmisión de la enfermedad, no es partidario del uso de la mascarilla o cubrebocas, ni del distanciamiento social, ni las pruebas masivas para indagar sobre la presencia de la enfermedad.

Por el contrario, sigue promoviendo un «tratamiento preventivo» con medicamentos ineficaces como la hidroxicloroquina y declara en público que no se va a vacunar (en diciembre dijo que él tenía «la mejor vacuna: el virus»).

La semana pasada, sugirió en aseveración irresponsable, que la gente que recibió todas las dosis de la vacuna era más vulnerable al VIH.

El artículo de Vanessa Bárbara  profundiza en otra arista relacionada con el propio manejo de la pandemia en su país. «Hay un relato aterrador de la aparente mendacidad y corrupción. Por ejemplo, el gobierno retrasó la compra de cientos de millones de dosis de vacuna de fuentes apropiadas, mientras, según se dice, trataba de negociar con intermediarios dudosos la compra de una vacuna no autorizada, a un precio muy elevado, lo que había sido informado a Bolsonaro, quien no asumió ninguna medida al respecto».

Se añade, que al parecer el gobierno brasileño hizo un pacto con Prevent Senior, una importante cadena privada de Salud para producir datos sobre la eficacia de la hidroxicloroquina y otros medicamentos no probados en el tratamiento de la COVID-19, lo que provocó que doce médicos denunciaran a esa entidad de poner a prueba medicinas en pacientes sin su conocimiento y sin tener la autorización correspondiente de la comisión de ética. (Prevent Senior negó haber actuado de manera ilegal).

Este turbio experimento humano se llevó a cabo, según el informe, con la bendición del presidente y miembros del gobierno federal.

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