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Haití, con salida bloqueada

4 de febrero de 2021

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Haití continúa viviendo días, meses, años difíciles, agravados por la penuria económica, la continuada hambruna y la permanencia de otro presidente que se mantener impertérrito en el poder, desoyendo las ansias de renovación de miles de personas que manifiestan en todo el país para que renuncie o celebre elecciones que permitan sustituirlo.

La celebración de comicios tiene grandes obstáculos, al no tener más de tres millones de haitianos carecen de inscripción legal para ejercer el voto, algo que favorece a un mandatario que goza del apoyo del imperialismo norteamericano y de innumerables organizaciones no gubernamentales que se aprovechan de las ayudas humanitarias.

Puerto Príncipe, la capital, es virtualmente una zona de guerra, con una oposición política que se mantiene firme en la petición de renuncia al mandatario, quien, según el Tribunal Superior de Cuentas y Contencioso Administrativo, estaría envuelto en casos de corrupción desde su ascenso al puesto en el 2017.

El informe del Tribunal, presentado ante el Senado haitiano, denotaba que el gobierno gastó alrededor de 4 000 millones de dólares que provenían del acuerdo de cooperación energética lanzado por el entonces presidente venezolano, Hugo Chávez en el 2005, denominado Petrocaribe. un acuerdo de cooperación energética solidario propuesto por el gobierno de Venezuela.

El organismo busca la transformación de las sociedades latinoamericanas y caribeñas, haciéndolas más justas, cultas, participativas y solidarias. Según el informe, tres presidentes y seis primeros ministros haitianos incurrieron en numerosas irregularidades en el uso de este fondo.

Particularmente, Moïse es acusado de apropiarse del fondo de Petrocaribe destinado al alumbrado público, mediante la empresa energética Comphener S.A.

La realidad haitiana dicta que ocho de cada diez ciudadanos viven en la pobreza y cinco millones sufren de inseguridad alimentaria, en medo de una inflación del 14,5% y una crítica situación agravada por la pandemia de la COVID-19.

Haití no solo es presa de sus malos mandatarios. Los desastres naturales han sido una orden del día desde 1990, y por tal razón la economía haitiana se ha visto constantemente afectada, con un terremoto, cuyas secuelas permanecen, y una tormenta tropical, Jeanne, la que más daño causó, dejando un saldo de 1 330 muertos y 1 056 desaparecidos en el 2004.

Para colmo de los males, el Fondo Monetario Internacional acudió en ayuda al régimen, como lo ha hecho anteriormente con un Ejecutivo enredado en una crisis socioeconómica y política.

Con 229 millones de dólares prestados, un portavoz de la institución aseguró que ello busca “lidiar con el Estado frágil” y que los haitianos “más pobres se encontrarán entre los primeros beneficiarios”.

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