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Haití: asesinato anunciado

8 de julio de 2021

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La detención este jueves 8 de dos integrantes del grupo mercenario llegado de Estados Unidos que asesinó a Jovenel Moise, quizás permita conocer algo acerca de quién fraguó el crimen, que el propio presidente de Haití había denunciado su fraguamiento con anterioridad, y señalado a un grupo de oligarcas que, según él, querían apoderarse del país, aprovechando las numerosas y nutridas manifestaciones callejeras antigubernamentales y el caos producto de combates entre pandillas en Puerto Príncipe, la capital.

Además de la detención de esos dos ejecutantes del magnicidio, la policía dio muerte a otros cuatro, que, según la embajada de Haití en Washington, habían gestionado el viaje haciéndose pasar por agentes   antidrogas.

El condenable hecho se produjo en medio de la alta tensión que vive la nación, con partido políticos opositores pidiendo la renuncia del mandatario, a quien acusaban de permanecer ilegalmente en el poder, ya que su mandato legal se cumplió en febrero pasado.

Moise había anunciado elecciones presidenciales para septiembre venidero, junto con un referendo para hacer cambios a la Constitución vigente desde la dictadura de Duvalier

Ahora las riendas del país quedó en manos del primer ministro saliente, Claude Joseph, mientras fue decretado el estado de sitio y cerrada la frontera con República Dominicana, en tanto el ejército y la policía se mantienen en las calle y, por primera vez en meses, las protestas antigubernamentales y los tiroteos entre bandas delincuentes han cesado.

Moise se hizo conocido como empresario bananero. A pesar de no tener experiencia política, ingresó al círculo de confianza de Martelly durante su presidencia. Inesperadamente para muchos, en el 2015 lo propuso como candidato a sucederlo por el Partido Haitiano Tèt Kale.

Visto como alguien ajeno a la partidocracia, sedujo un poco a una parte del electorado ávida de un rostro nuevo en la política hatiana. Y, como nació en la pequeña comuna de Trou-du-Nord, pudo generar cierta empatía con los sectores rurales de menores recursos. Pero nunca llegó a ser una figura verdaderamente popular.

Sin apoyo popular, los líderes de Haití gobiernan a través de un sistema de patronazgo, que desvía recursos públicos hacia quienes los apoyan. Esto ha causado grandes problemas económicos: déficit fiscal récord, inflación de dos dígitos desde hace años, y devaluación del 50% del gourde, la moneda local.

Millones de personas que vivían al borde de la desesperación cayeron por el precipicio. Hay familias que no pueden comer, mandar a sus hijos a la escuela ni acceder a una salud básica. Es el resultado de décadas de pobreza, desigualdad y horadación de los derechos humanos por las elites hatianas.

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