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Guerra en el ciberespacio

25 de octubre de 2013

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El ciberespacio se ha convertido en un escenario militar, como lo reveló el exconsultor de la Agencia de Seguridad de Estados Unidos, Edward Snowden, quien ha puesto de manifiesto que Washington no cree ni en sus aliados, a los que espía hasta el máximo nivel.
La competencia del espionaje en ese ámbito incluye objetivos económicos, militares, ideológicos y militares, en una guerra a la que EE.UU. dedica ingentes recursos financieros, humanos y tecnológicos.
De ello no escapan las conversaciones telefónicas de la presidenta brasileña Vilma Rousseff, que incluso canceló una visita a la Casa Blanca entre otras manifestaciones de rechazo y protesta por el espionaje norteamericano.
El gobierno de Brasil ha otorgado al asunto la máxima importancia, y por ello se propuso desarrollar un correo electrónico propio, con servidores en su territorio, amén de otras medidas de seguridad y de defensa de la soberanía que afectan a empresas como Google, entre otras.
“El ciberespacio es una zona de guerra de pleno derecho en el que los tiros se desencadenan mucho antes de que empiecen las operaciones militares clásicas en el terreno de combate. Un misil puede ser identificado, en tanto que resulta sumamente difícil saber quién está detrás de un ciberataque”, afirma Denis Gadonnet, ejecutivo de FireEye en Europa.
Sus declaraciones tienen que ver con el escándalo que ahora tensa las relaciones entre París y Washington, luego que el diario Le Monde divulgara que en apenas 30 días las agencias de seguridad estadounidenses interceptaron más de 70 millones de comunicaciones francesas entre fines de 2012 e inicios del actual año.
El presidente Francois Hollande, un aliado incondicional de las intervenciones en Libia y Siria, puso el grito en el cielo y quiere llevar el asunto al Consejo de Seguridad Europeo
Al intervenir ante el Parlamento de su país, el primer ministro Jean-Marc Ayrault aseveró en que se trata de un asunto que afecta a Francia pero también a Europa, por lo que debe ser abordado por los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea (UE).
“Tenemos que protegernos, tenemos que exigir que haya nuevas reglas” y eso pasa por un diálogo “sereno y firme” con Estados Unido, insistió.
El embrollo mereció una llamada del presidente Barack Obama a su homólogo galo, quien quien aprovechó para pedirle explicaciones y manifestarle “su profunda reprobación hacia esas prácticas inaceptables entre aliados y amigos”.
El gobierno francés convocó al embajador estadounidenses, mientras el ministro de Asuntos Exteriores Laurent Fabius personalmente expresaba su disgusto a su par John Kerry, a quien exigió explicara “las inaceptables prácticas de espionaje entre los dos socios, que deben parar”, Así lo dijo un comunicado oficial en París.
Francia se convierte en el tercer mayor objetivo del espionaje de EE.UU. en Europa, tras Alemania y Gran Bretaña, socios en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
Según revelaciones de la prensa europea, los servicios de inteligencia de Estados Unidos infiltraron las misiones diplomáticas francesas en Washington y Nueva York, mediante micrófonos ocultos y otros artefactos electrónicos colocados en las computadoras.
El espionaje gringo afectó a políticos, empresarios, servicios civiles y a quienes la Casa Blanca considera sospechosos de terrorismo.
Se trata de una guerra sin cuartel, a despecho que el secretario de Estado Kerry dijera a modo de disculpa que, a ese nivel, el espionaje es generalizado y normal.

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