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“Guarimba boliviana”

29 de agosto de 2016

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Asesinato a golpes de un viceministro, provocaciones a la fuerza pública para buscar “mártires ” civiles, llamado a la subversión total y al regreso a la capitalización de las principales riquezas del país forman parte de la podredumbre contrarrevolucionaria de estos últimos días en el Estado Plurinacional de Bolivia, que elevan a un nivel más reaccionario el llamado Plan de Estados Unidos para la nación suramericana, el cual cuenta entre sus asesores a entes de la “gusanería” nacida en Cuba, como el “intelectual” Alberto Montaner, a sueldo de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos.
Tal plan ya había trascendido a fines del pasado año, y tuvo entre sus “méritos” el haber manejado una propaganda tal que impidió una posible reelección del presidente Evo Morales, no obstante haber mantenido su bien ganada popularidad.
De la taimada propaganda enemiga que divulga día a día la prensa vendida al imperialismo norteamericano, se ha pasado a ahondar, mas bien crear, nuevas divergencias entre regiones y trabajadores, resultante de lo cual ha sido la reciente conspiración tramada por líderes de las cooperativas mineras, quienes no aceptan la oficial Ley de Minería y proclaman abiertamente la entrega de lo que pertenece al pueblo a los monopolios extranjeros y la oligarquía nacional.
Cualquier discrepancia, divergencia, cierta o creada al respecto, ha servido a la reacción para estimular el descontento hacerle perder el apoyo de la base social a Evo, en una nación que hoy está más protegida que nunca, con avances jamás logrados en etapas anteriores, en las que, realmente, eran empleados métodos feudales y propios del esclavismo.
Y es porque de aquel 10 de marzo de 1952, en la que revolución nacionalista boliviana logró sacudirse momentáneamente del yugo explotador (fecha que coincidió con el golpe de Estado de del dictador Fulgencio Batista en Cuba) nada quedó posteriormente, con un devenir de regímenes que dilapidaron las riquezas del país.
Todo se mantuvo así hasta la llegada del primer presidente indio en América, que nacionalizó las principales riquezas del país, se empezó a gobernar para todo el pueblo y se produjo uno delos crecimientos más altos en el mundo, logro que mejoró ostensiblemente la calidad de vida de la población.
Era muy fuerte este ejemplo soberano para el Imperio, que empezó a conjugar armas económicas, ideológicas y culturales en gran escala para derrocar a Evo, que incluyeron encuestas engañosas sobre su popularidad.
Incursiones en los predios estudiantiles, principalmente universitarios; el intento de sembrar la división entre el indio, el mestizo y el blanco, y la ofensiva mediática para endilgar presuntos casos de corrupción integraron la madeja contrarrevolucionaria, en la que también se abordó y tergiversó la vida privada del mandatario.
Con el alevoso asesinato del Viceprimer ministro de lo Interno, secuestrado primero y muerto a golpes después, se sube la parada de la ingesta contrarrevolucionaria, a la que, seguramente, se dará digna respuesta.
El enemigo de los pueblos tiene armas poderosas que Evo ha logrado mellar en extremo, y esto jamás se lo perdonará, por lo cual la unidad del pueblo y su lógico y esperado convencimiento de qué es lo mejor para la nación, constituyen las principales armas para destruir el proyecto enemigo que envuelve, como dijimos antes, a “reputados” integrantes de la “gusanería” anclada en Miami.

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