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Guaidó: ¿quiero o no quiero?

19 de junio de 2020

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Una apuesta opositora a quebrar toda constitucionalidad en Venezuela, seguirá siendo la carta de los grupos más extremos, mientras Estados Unidos le brinde apoyo financiero multimillonario y logística combinada con una aparente diplomacia para involucrar a naciones vecinas como Colombia y Brasil, en el plan para sacar del poder a Nicolás Maduro y acabar con la Revolución Bolivariana.
El propósito de Juan Guaidó, la OEA y Estados Unidos, se ha puesto muy evidente cuando en estos días el nuevo Consejo Nacional Electoral ha quedado constituido —petición que siempre hizo la oposición— y que ahora se apresuró a no reconocer.
Queda claro que Guaidó y su cada vez más exiguo grupo, le han cogido el sabor a los millones de dólares robados y sacados de los bancos extranjeros donde habían sido depositados por la empresa petrolera venezolana.
A Guaidó, tanto Trump como Pompeo le siguen echando aire, es decir inflando su poco o nada creíble liderazgo, y, como payaso al fin, un día exige la constitución de un nuevo Tribunal Nacional Electoral y la realización de elecciones, y al otro día, cuando se constituye ese ente, del que forman parte con voz y voto varios representantes de partidos opositores, dice no reconocerlo y crea como matriz mediática impuesta desde Estados Unidos, la manida denuncia de que podría haber fraude.
La Constitución venezolana prevé que este año se celebren elecciones parlamentarias, tal y como se establece por ley y aparece en el cronograma aprobado por todos.
En tal sentido, el Consejo Nacional Electoral (CNE) ahora elegido, es el primer paso en el camino a esos comicios legislativos.
Queda claro que los opositores liderados por Guaidó, al no reconocer ese poder electoral, adelantan su decisión de no concurrir a dichas elecciones.
Hay una gran coincidencia entre especialistas y actores políticos de Venezuela y la región, en que es el dinero que ofrece Estados Unidos y su gobierno, el factor causante de la actual división dentro de los sectores opositores y la radicalización de quienes quieren seguir viviendo de esos fondos aunque su país sufra de penurias económicas y sanciones.
El nuevo CNE ha quedado formado por cinco miembros y lo preside Indira Maira Alfonzo Izaguirre, quien era magistrada del TSJ desde 2014. El vicepresidente es Rafael Simón Jiménez Melean, de la oposición, quien fue parte de la campaña presidencial del candidato Henry Falcón, en 2018.
Hoy, en todo análisis que se haga sobre Venezuela, hay que tener muy presente que la figura de Juan Guaidó es una total fabricación del gobierno de Donald Trump, que lo hace sentir con fuerza mediática al menos, para seguir en su afán por llegar al poder, aunque tanto él como sus amos estén seguros de su poca o ninguna cualidad para ello.
Se sabe que por la vía electoral y democrática que establece la Constitución, sería un perdedor, y en este caso opta por seguir llamándose el autoproclamado presidente, sin que nadie le diera su voto, y otro tanto piensan quienes desde Washington lo han expuesto como cabeza visible de un plan siniestro contra Venezuela.
Juan Guaidó aparece en este escenario político donde se dirime la celebración este año de elecciones parlamentarias en Venezuela, como aquel niño glotón y egoísta que se pregunta ¿quiero o no quiero? La respuesta, de seguro, la dará el pueblo venezolano.

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