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Grecia entre advertencias y regaños

2 de abril de 2015

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La última advertencia o regaño —como se le quiera llamar— que ha hecho la Comisión Europea a Grecia es la de que “Rusia no es una alternativa para la nación helénica”.
Esa fue la forma de tratar al nuevo premier heleno que anunció una visita a Moscú para la próxima semana y una reunión con el mandatario ruso Vladimir Putin.
Tal forma de querer gobernar la política exterior de naciones soberanas —manera de inmiscuirse en los asuntos internos de otros— fue informado la víspera por la portavoz del Ejecutivo comunitario, Mina Andreeva, en rueda de prensa.
Se trata de una posición empleada por la Unión Europea desde enero pasado cuando Alexis Tsipras, el líder del partido de izquierda radical que ganó las elecciones generales en Grecia, fue juramentado como nuevo primer ministro.
El propio líder griego se había comprometido a negociar el paquete de rescate formulado por la UE, el Banco Central Europeo y el FMI, pero tratando siempre de no afectar aun más a la población de su país, llevada a los peores niveles de pobreza y desempleo de toda Europa debido a la aplicación de medidas neoliberales y reformas fondomonetaristas, todas en detrimento de los planes sociales.
Ahora a Grecia se le hace una especie de guerra de advertencias por ser su líder Tsipras, el único opuesto a las sanciones europeas contra Rusia por el tema de Ucrania.
Esta última nación, objeto de un golpe de estado auspiciado desde Washington y Bruselas, que dio paso a un brote fascista provocando la muerte a decenas de ciudadanos, y se apoderó del gobierno con la bandera anti rusa aplaudida desde Occidente.
Paralelo a esto, una vez en el poder, el líder griego ha tenido que sortear no pocas formas de injerencia foránea, en todos los casos presionándolo para que acepte las recetas del FMI y no emigre en busca de colaboración con Rusia.
Esta vez la vocera de la Comisión Europea, además de advertir que Rusia no es una alternativa para Atenas, dijo que “el lugar de Grecia está en Europa”.
La BBC desde Berlín señaló en un despacho noticioso que para Angela Merkel, el aspecto político de llegar a un acuerdo con Grecia es más importante que el aspecto económico pues, como dijo la Canciller, un fracaso de la eurozona sería un fracaso de Europa.
No obstante, añade, que la paciencia se está acabando para que Grecia realice las reformas que prometió instituir a cambio de la ayuda financiera que ya ha recibido.
Según el Financial Time el premier griego Tsipras advirtió a Merkel que la amortización de la deuda podría deteriorar más la ya deprimida economía social de Grecia.
La política errónea de la UE no tiene en cuenta para nada que las medidas neoliberales impuestas a Grecia han llevado al desempleo a un 25,5% de la población laboralmente activa, alcanzando esa cifra el 50 % de desocupados entre los jóvenes.
Ahora al nuevo gobierno heleno se le quiere cerrar la posibilidad de recibir ayuda de Rusia, un país tradicionalmente amigo de Atenas, al que Washington y Bruselas quieren asfixiar con las sanciones que se le han impuesto.

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