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Grandes esperanzas

29 de noviembre de 2018

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Dentro de unas horas, el primero de diciembre,  Andrés Manuel López Obrador asumirá la Presidencia de México, y con ello el pueblo del hermano país, su inmensa mayoría, abriga la esperanza de un mundo mejor, tal como fue el principal postulado de su Revolución.

AMLO, como le llama el pueblo, tiene un sinfín de propuestas, programas, acciones a ejercer para la construcción de un nuevo México, queriendo hacer borrar todo lo sucio que han dejado tantos desgobiernos, sin que predomine el odio y la venganza, con el fin de allanar el camino para lo que muchos llamarían y desearían una nueva era.

No obstante, han levantado algunas ronchas su deseo de llevar a cabo una especie de amnistía a los corruptos que no tengan procesos iniciados, aunque si espetó que será castigado todo acto de corruptela de aquí en adelante.

Es decir, como apuntó la revista Proceso, borrón y cuenta nueva contra la corrupción, al asegurar que su gobierno no investigará a personajes de la administración actual acusados de corrupción, pero, subrayo, aclaró que “hacia adelante no habrá ningún perdón”.

Luego de montar una guardia de honor en conmemoración por el inicio de la Revolución Mexicana, el Presidente electo reconoció que se trata de un “perdón” a “corruptos”, pero aclaró que en cuanto inicie su gobierno ya no habrá tal.

“Es un perdón, es un perdón, así, eso es lo que se está planteando, es decirle al pueblo de México: ‘punto final, que se acabe la historia trágica, horrenda, de corrupción, de impunidad, que se acabe la política antipopular, entreguista y que comencemos una etapa nueva, que ya inicie una nueva historia’.

“Y que hacia adelante no haya perdón para ningún corrupto, que ya no se perdone a nadie y que se puede juzgar al Presidente si es corrupto, a sus funcionarios, a sus familiares, y que se destierre la corrupción de México para siempre, ese es mi planteamiento”, destacó.

Aclaró que este “perdón” no aplicará para quienes ya tengan un proceso iniciado en su contra en el actual gobierno.

“No es darle la orden al Poder Judicial o Legislativo, que son poderes independientes, de que se detengan procesos que se han iniciado por delitos de corrupción. Todo lo que esté en curso, se tiene que concluir y la autoridad competente tiene que resolver.

“El planteamiento que he venido sosteniendo desde la campaña es de que nosotros no apostemos a la persecución, lo que he venido diciendo es que no es mi fuerte la venganza y que no creo que sea bueno para el país el que nos empantanemos en estar persiguiendo a presuntos corruptos”, abundó.

Algunos diputados, incluso de su partido, Morena, no han estado de acuerdo con el planteamiento de AMLO, y aunque es cierto que todo ese tipo de proceso distrae fuerzas sanas que pueden estar enfrascadas en la construcción de un nuevo país, tarde o temprano aflorarán las orejas corruptas para tratar de seguir esquilmando y saboteando el nuevo proceso

Y es porque existe el peligro de que se cree un escudo empático hacia los corruptos que resulten amnistiados –porque no se les ha iniciado proceso– , acerca de los cuales, realmente, no se puede asegurar que no volverán a delinquir, y esta vez de una manera solapada y con apoyo de la “justicia”, gracias al dinero mal habido

De todas maneras, es cierto que se debe buscar una forma de no empantanarse con tantas cosas que hay que hacer, entre ellas la creación de una Guardia Nacional, en la que deberán estar integrados miembros del Ejército y la Marina limpios de toda sospecha.

Mucho habrá que decir y escribir sobre el nuevo proceso mexicano, porque en AMLO su pueblo y las fuerzas progresistas de una Latinoamérica golpeadas por el acoso fascista tienen cifradas grandes esperanzas.

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