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Golpismo, corrupción e impunidad ganaron en Honduras

30 de noviembre de 2017

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La oposición a los golpistas entronizados desde el 2008 en el poder, amparados por el imperialismo norteamericano, sabían desde un principio que la lucha por desbancarlos era dura en estas recientes, demoradas en el conteo e inescrupulosas elecciones del pasado domingo en Honduras.

En el colega Cubasí se calificó de burla a la mayoría del pueblo lo sucedido en unos comicios que nacieron enfermos, con un nada confiable Tribunal Supremo Electoral y una amalgama de miles de invitados internacionales y locales que se pudieron embolsillar grandes sumas, gracias a la corruptela imperante y que todo lo compra,  menos de la conciencia de los hombres dignos.

Así, jugaron con un avance victorioso de la Alianza de Oposición contra la Dictadura y de un Partido Liberal que restó votos a esta y, tras exhibir una ventaja de 5% a favor del candidato Salvador Nasralla, empezaron a demorar resultados electorales que, al final, con compra de votos, duplicidad de actas y otros engendros del “pucherazo”, dieron el triunfo al presidente Juan Orlando Hernández, quien legalmente no podía aspirar a la reelección, impedida por la Constitución.

Es decir, se avala un proceso espurio y mantener a un denominado Partido Nacional que ha llevado al 58% de la población a la pobreza y santifica con la impunidad a los autores de los asesinatos de cientos de activistas políticos, sindicales y campesinos, además miles de mujeres.

Durante la campaña electoral los sondeos de opinión pública favorecieron al presidente del gobierno y al Partido Nacional una y otra vez frente a sus oponentes, dejando en tercer lugar siempre a la Alianza que Nasralla lidera. Sin embargo, el discurso de la alianza opositora tuvo un impacto importante en la ciudadanía que rechaza al actual gobierno y es capaz de articular importantes movilizaciones sociales, capaces de ponerlo en jaque.

Buen ejemplo de ellos son las masivas manifestaciones antes y después de los amañados comicios, que marcan un cambio en el escenario político que refleja el hartazgo de la ciudadanía de las dinámicas corruptas del gobierno nacionalista.

Más de 10 000 personas protestan  en estos momentos en las calles de Tegucigalpa, la capital de Honduras, en rechazo a los resultados favorables a la ilegal reelección de Hernández.

Participan en esta movilización los líderes de la oposición Nasralla y ‘Mel’ Zelaya, quienes suscribieron las declaraciones de hartazgo colectivo frente al líder del Partido Nacional, por su denostada imagen relacionada en sendas ocasiones con financiación ilegal de campañas y narcotráfico.

La impronta de un discurso que ahonda en los problemas sociales de mayor calado para los hondureños, se convirtió en otro eje de la campaña y de las amplias movilizaciones, resaltando los problemas sociales y económicos del país centroamericano, ligados a la concentración de la tierra, la primarización de la economía y la precarización, problemas de difícil solución y más con el continuismo de los golpistas en el poder.

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