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G-20: acuerdos entre bambalinas

26 de noviembre de 2018

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Argentina como anfitriona, se prepara para la realización de la reunión del Grupo de los 20 (G-20), integrado por los estados más ricos del planeta y alguna economía emergente con solidez económica en el contexto internacional.
La cita, de los días 30 de noviembre y 1 de diciembre, corresponde esta vez a la nación sudamericana como presidente pro témpore del Grupo.
Aunque la temática que aparece en la agenda tiene como focos de discusión temas como trabajo del futuro, conectividad global y seguridad alimentaria, todas las miradas, de especialistas y líderes mundiales, saben que lo más importante serán las reuniones bilaterales y los posibles acuerdos entre bambalinas relacionados con el comercio mundial, específicamente la guerra comercial emprendida por Estados Unidos contra China.
La presencia en Buenos Aires del presidente estadounidense Donald Trump y el mandatario chino, Xi Jimping, han fomentado la expectativa en cuanto a que puedan lograrse avances en el tema comercial y su afectación en otras naciones del Grupo o no afiliadas al mismo.
Al presidente anfitrión, Mauricio Macri, por mucho que quiera maquillar la situación económica de su país, le resultará imposible negar el detrimento de la misma, el endeudamiento con el Fondo Monetario Internacional y los recortes sociales asociados, lo que provoca masivas protestas populares.
El Grupo de los 20 es un foro cuyos miembros permanentes son 19 países de todos los continentes, a los cuales se suma una representación por la Unión Europea. Es el principal espacio de deliberación política y económica del mundo, según Wikipedia. Su fundación data del año 1999.
Los asesores de Macri esperan que los resultados de la cita no serán inmediatos en materia de inversiones para Argentina, pero si se aspira a obtenerlos en las reuniones bilaterales.
Buenos Aires tiene la esperanza puesta en los 30 acuerdos bilaterales que prevé firmar con China, cuando el presidente del gigante asiático, Xi Jinping, se reúna con el jefe de Estado argentino.
En igual sentido, autoridades locales han afirmado que “esta cumbre es importante desde el punto de vista político internacional, porque colocará al país en el centro de importancia de la agenda mundial”.
Este criterio, en mi opinión tiene otra lectura, la de que el mundo pueda constatar, a través de sus líderes, la precaria situación económica y social por la que atraviesa la nación sudamericana. Y, aunque Buenos Aires estará militarizada y cerrada a cualquier manifestación o protesta, los sectores más perjudicados por la política neoliberal de Macri, buscan formas de hacer oír sus voces ante los visitantes.
China, por su parte, ha declarado que espera con expectativas las conversaciones entre su Presidente y Trump, para tratar de resolver el desacuerdo comercial que enrarece sus relaciones.
Vale recordar que Donald Trump decidió unilateralmente en julio pasado imponer aranceles punitivos a importaciones chinas por valor de 250 000 millones de dólares anuales. La medida provocó represalias de Pekín a 110 000 millones de bienes procedentes de Estados Unidos.
Especialistas del tema coinciden en que es esta guerra comercial la que impidió que los países del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) llegaran la semana pasada a un comunicado conjunto, por primera vez en la historia de la organización, al término de una cumbre marcada por la confrontación entre China y Estados Unidos.

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