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Frente antichino

24 de marzo de 2021

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Aprovechando las divergencias comerciales de China con Australia, las fronterizas con la India y el apoyo irrestricto de su principal aliado asiático, Japón, Estados Unidos acaba de crear un frente antichino, con el fin de contener al gigante asiático, en lo que pudiera constituirse en una verdadera Guerra Fría.

Hasta ahora Biden no había enseñado las garras, al estilo de Trump, pero ya daba un adelanto, cuando calificó grosera, irrespetuosa e injustamente de asesino al presidente ruso, Vladimir Putin, un hombre que se ha caracterizado por respetar la vida humana, algo que el nuevo inquilino de la Casa Blanca está por demostrar.

Realmente, no ha habido mucha sorpresa, luego de los pasos de la actual administración por seguir e intensificar la anterior política de Tremp de tratar de subvertir el orden en Hong Kong y continuar armando hasta los dientes a Taiwán, con el fin de evitar la reunificación pacífica emprendida por la República Popular.

Lo paradójico es que estos elementos confluyen en la primera ronda de conversaciones entre ambas partes, con escenario en Alaska, donde afloraron las acusaciones mutuas y la actitud de Beijing de no dejarse atropellar en ninguno de los casos.

En esta demencial carrera por cercar a China hay que incluir los acuerdos firmados por Estados Unidos con Afganistán, país vecino del gigante asiático para mantener la presencia militar estadounidense allí por largo tiempo.

Todo esto, por otra parte, se añade al enorme dispositivo bélico que Estados Unidos mantiene dislocado en la región de Asia y los océanos Pacífico e Índico, compuesto por más de 300 000 efectivos ubicados en decenas de bases en Japón, Sudcorea, Australia, Guam, la Séptima Flota, con sede en Hawái, la mayor de todas, y la Isla de Diego García en el Índico.

Todo este descomunal despliegue, con abundante armamento nuclear, recuerda, según el colega José Luis Robaina, el pomposo lema develado hace algunos años por la entonces secretaria de Estado Hillary Clinton, cuando en artículo publicado en la revista Origen Pólice, llamó a consolidar lo que llamó el “Siglo Americano del Pacífico”, especie de otra Doctrina Monroe para la zona.

Otros pilares mediáticos de estos intentos hegemónicos son las constantes referencias a la supuesta peligrosidad de China y la declaración oficial del Mar del Sur de China, a decenas de miles de kilómetros de Estados Unidos, como área de interés estratégico vital para Washington.

Y es que, desde todos los puntos de vista es irracional tratar de contener, frenar y cercar a un país de las dimensiones y poderío de China, así como los intentos norteamericanos de frenar la tendencia a la multipolaridad que se afianza en el planeta.

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