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Fracaso en Afganistán

19 de julio de 2021

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Finalmente, está efectuándose la retirada de las tropas ocupacionistas de Estados Unidos y la OTAN del devastado Afganistán, a donde llegaron hace veinte años enmarcadas en la desgastada e ilegal fórmula de “intervención humanitaria”, utilizada habitualmente desde la década de los 90 del pasado siglo cuando esas mismas fuerzas imperiales decidieron la destrucción de Yugoslavia mediante los salvajes ataques y bombardeos aéreos contra la población civil y ciudades de esa nación soberana e independiente hasta entonces, incluida Belgrado su capital donde fueron bombardeadas la sede de la radio-televisión y la Embajada de la República Popular China, entre otros sitios indefensos.

Clinton, Blair y Aznar fueron los autores intelectuales del crimen y su propósito era convertir a la provincia serbia de Kosovo en un enclave militar de Estados Unidos –tal como ocurre actualmente– situado en medio de los Balcanes.

En este caso, como en todos en los que se ha utilizado o pretendido utilizar, la llamada “intervención humanitaria” no ha sido más que el encubrimiento burdo de la agresión y la violación absoluta de la ley internacional, incluida la Carta de las Naciones Unidas, que es bien clara y precisa en este sentido.

Paradójicamente, las propias Naciones Unidas han sido incapaces de impedir el lanzamiento de tales intervenciones por las causas más diversas entre ellas los mecanismos internos que aun rigen en esa Organización y la correlación momentánea de fuerzas internacionales, como sucedió para favorecer la destrucción de Yugoslavia, que contó en su momento con la traición de Yeltsin. Como ha señalado el canciller ruso Sergei Lavrov, la “intervención humanitaria” de Estados Unidos en Afganistán ha sido un rotundo fracaso y lejos de resolver alguno de los problemas que enfrenta el desgraciado país los ha agravado, para desgracia de ese pueblo laborioso y campesino.

Como en todas partes donde han tenido lugar, la “intervención humanitaria” en Afganistán, que se intentó enmarcar con la persecución y búsqueda de Osama Bin Laden, quebró definitivamente la paz y hundió al país en una guerra interminable, cruel y destructiva estimulada desde el exterior.

Los Estados Unidos y sus socios en la aventura también pagaron un alto precio en vidas, aunque los mercaderes de la guerra y el complejo militar-industrial resultaron los grandes beneficiarios de esas dos décadas; mientras, siguen alentando ·intervenciones humanitarias” en otras partes del mundo, en el entendido de que sus patrocinadores verdaderos siempre podrán salir beneficiados.

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