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Fiel al guión imperialista

7 de julio de 2016

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Los recientes y reanudados ataques del ejército ucraniano contra las zonas del este que no aceptan al gobierno de Kiev y desean independizarse o lograr la autonomía, forman parte del guión establecido por el imperialismo para caldear la situación en la frontera con Rusia, que incluye el posesionamiento territorial de unidades militares de la Organización del Tratado del Atlántico Norte y la prorrogación por otros seis meses de las sanciones impuestas por Occidente a Moscú.
En este contexto destaca algo no muy publlcitado: el nuevo préstamo del Fondo Monetario Internacional para la adquisición de más armamento por Kiev, lo cual viola el Convenio Consultivo del FMI, porque otorga dinero con fines bélicos.
Tan pronto como recibió el préstamo, el presidente Poroshenko anunció que intensificaría su guerra contra las provincias del este, lo cual conlleva, como vemos, el aumento de la deuda de un ente que ya saqueó las reservas y otros activos públicos, así como violó un acuerdo para buscar la paz, asumido enreunión con Francia, Alemania y Rusia.
O sea, al tiempo que incrementa la tensión con Moscú, Kiev aumenta la deuda conlos acreedores internacionales, quienes obligarán a este y futuros gobiernos a que paguen a los tenedores de bonos, al FMI y la Unión Europea.
Pese a los errores del anterior gobierno, el golpe fascista de febrero del 2014 ha convertido a una nación tan rica en recursos en un verdadero caos, con una víctima “colateral”, los trabajadores, a muchos de los cuales no se les paga o se les da salaros muy bajos, tanto que son ilegales.
Ucrania no ha podido pagar su deuda de más de diez mil millones de euros y los préstamos –con excepción del ya mencionado del FMI– se han agotado, luego que los anteriores sirvieron para apoyar el tipo de cambio de la moneda local el tiempo suficientepara que los banqueros, los hombres de negocios y los especuladores puedan sacar el dinero que tienen, antes de que ocurra el colapso total de la economía.
De ahí las manifestaciones de los trabajadores en estos días, en demanda de que se respete aunque sea el salario mínimo, incumplido con el 60% de quienes aún no ha perdido el empleo.
Esta situación, agravada aún más desde hace un año, ha hecho que, al tener sus cuentas bancarias vacías, las empresas ucranianas sean meros cascarones, lo cual les hace presas fáciles de compradores europeos y norteamericanos.
Así se trata de recuperar algo, mediante pagos en moneda extranjera en cuentas en el exterior, lejos de cualquier fiscalización o control en Ucrania.
Privatización y fuga de capitales van de la mano, cuestión que ya se esperaba en la política imperialista dictada a un régimen que es fiel a su guión, sin importarle para nada el bienestar del pueblo.

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