ribbon

Fidel en Santiago

29 de julio de 2013

|

Estaba allí aunque físicamente no fuera visto. Estaba en los 10 000 santiagueros que aplaudieron con cariño cuando el nombre de Fidel era mencionado por todos, absolutamente todos, los que hablaron en el acto por el 60 aniversario de la gesta heroica del Moncada.
Y es que su obra es tan grande que la referencia a ella puede y debe ser tema cotidiano, no solo para recordar, sino para emprender las acciones que él siempre, con su ejemplo, trazó como pauta a las presentes y futuras generaciones.
Fidel estaba allí, en el Moncada que una vez se lanzó a tomar con un grupo de jóvenes valientes y soñadores como él, a sabiendas  que se enfrentaban a un ejército de miles de hombres y armamento muy superior al que portaban quienes asaltaban al cielo en la madrugada del 26 de julio de 1953.
Fidel estaba ahora en aquel Moncada que, como otras decenas de cuarteles arrebatados a la tiranía, fueron convertidos en escuelas tal y como lo proclamó en su histórico alegato La Historia me Absolverá.
Esta el invicto Comandante en Jefe cuando Raúl hacía un sucinto recuento de la lucha emprendida desde el momento mismo de los intentos de la toma de los cuarteles de Santiago y Bayamo, los años en la cárcel, el viaje a México y la preparación para volver a la Cuba que se habían comprometido a liberar.
Los años de la Sierra, los éxitos y los momentos difíciles en que el núcleo guerrillero estuvo a punto de ser extinguido por un enemigo que contaba con todo el apoyo de la potencia del Norte, Estados Unidos, que desde mucho antes ya se había propuesto no permitir un triunfo revolucionario en la Isla.
Raúl recordó, como lo había advertido Fidel en el momento mismo del triunfo de Enero de 1959, en que la tarea más difícil era la comenzada una vez tomado el poder, la de construir una sociedad nueva, justa, donde todos los cubanos, por igual, tuvieran acceso a la educación, a la salud, a la vida.
Fidel estaba allí, en las palabras de los mandatarios de los países del ALBA, esa Alianza que él creó junto a quien se denominaba su hijo, el Comandante Hugo Chávez.
La obra del Comandante invicto fue reconocida este 26 de Julio lo mismo por los  mandatarios venezolano, nicaraguense, uruguayo, boliviano, el canciller ecuatoriano, o los primeros ministros de varios países del Caribe miembros de la Alianza Bolivariana para los pueblos de América (ALBA).
Emocionaba oír a los líderes caribeños reconocer la colaboración de Fidel brindando solidaridad a sus pueblos. La obra que salvó miles de vidas. Que devolvió la vista a cientos de miles de personas. La que ha enseñado a leer y escribir a millones de habitantes de esta región y de otras en África y Asia.
Fidel estaba en las palabras de mandatarios que recordaban la presencia de médicos cubanos en Haití. Los primeros en llegar y los que se mantienen hoy haciendo que vuelva la vida y la esperanza en esa empobrecida nación.
Se recordaba la obra gigante del Comandante en Jefe que salvó a África del oprobioso apartheid, salvaguardó la independencia de Angola e hizo a Namibia un país libre y soberano.
Fidel estaba este 26 de julio en Santiago de Cuba, estaba en toda Cuba, en América Latina y el Caribe, y en todo el mundo que lo reconoce como el revolucionario más aventajado y el líder más representativo del siglo 20 y  lo que va del 21.

Comentarios