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Feminicidio

4 de octubre de 2017

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A esta hora quisiera compartir una reflexión con nuestros lectores acerca del drama que viven hoy las mujeres en el mundo, situación a la que no escapan las féminas de la región. Hace solo 48 horas, los cables reportaban que la violencia de género sumó otra víctima mortal en Uruguay, con lo que ascendieron a 21 los fallecimientos reportados en el transcurso de 2017, dato proporcionado por la organización Mujeres de Negro, indicaron hoy medios periodísticos.

El suceso ocurrió en la localidad de Pintadito, departamento de Artigas, norte del país, cuando un joven de 21 años se personó en la estación de policía y denunció que su esposa de 24 se había suicidado con una soga al cuello. Durante el interrogatorio policial el joven admitió ser el responsable del homicidio de su esposa y fue derivado inmediatamente a la justicia. En 2016 murieron 29 mujeres por esta última causa, fenómeno rechazado por la sociedad toda y que generó el pasado año una de las movilizaciones más grandes de la historia más reciente del país sudamericano.

Pero de qué estamos hablando, pues de un vocablo que se ha hecho prácticamente cotidiano en la prensa mundial, a lo que no escapa la realidad latinoamericana: el feminicidio, es decir, la muerte de una mujer a manos de su pareja sentimental.

Telesur reportaba en febrero del presente año, es decir, hace ahora siete meses, que hasta ese momento en Paraguay se habían registrado seis asesinatos de mujeres, en México diez y en Argentina 57 casos de feminicidio.

Miles de mujeres son asesinadas en América Latina simplemente por ser mujer. Los feminicidios en la región han crecido en los últimos años y más del 90 por ciento de los casos permanecen impunes.

Aunque muchos de los Gobiernos de Latinoamérica impulsan leyes para evitar la violencia de género, las acciones son insuficientes. A esto se suma la falta de estadísticas oficiales: los feminicidios se contabilizan de manera dispar y los procesos judiciales suele ser lentos.

Los feminicidios son la muerte violenta de mujeres por razones de género, ya sea que tenga lugar dentro de la familia, unidad doméstica o en cualquier otra relación interpersonal; en la comunidad, por parte de cualquier persona, o que sea perpetrada o tolerada por el Estado y sus agentes, por acción u omisión.

Tan solo en Ecuador se han registrado 19 homicidios, ocho más que en el mismo período del pasado año, según datos oficiales. Las investigaciones por parte de las autoridades arrojan que la mayoría de los casos los asesinos utilizan el cuchillo como arma homicida.

Paraguay también registró el doble de feminicidios en lo que va de año. Varias marchas se han protagonizado para denunciar seis asesinatos de mujeres, solo por su condición de ser mujeres. La cifra representa un promedio de un asesinato cometido cada cuatro días.

Similar situación se vive en Argentina, donde un informe elaborado por el Instituto de Políticas de Género Wanda Taddei reveló que durante los primeros 43 días de este año se produjo un total de 57 feminicidios, una de las cifras más altas del área.

Ante la falta de registros oficiales del Gobierno argentino, el instituto obtuvo esa cifra a partir del cruce de datos que ofrecen comisarías y fiscalías especializadas en el área. Si hasta 2016 se calculaba que cada 30 horas moría una mujer en la Argentina, ahora la cifra aumentó, pues una mujer es asesinada cada 18 horas.

Por su parte, México, uno de los países con más alto índice de asesinatos por día, no queda rezagado en cuanto a feminicidios. De hecho en ese país, los homicidios, violaciones contra las mujeres resulta una constante.

El equipo editorial de la publicación Nueva Mujer inició una recopilación semana tras semana de los casos de feminicidios que se documentan a través de los medios de comunicación. Desde enero de este año, se han registrado diez casos de asesinatos de mujeres.

Movimientos sociales en distintos países de la región se han organizado para salir a las calles a exigir el fin de la violencia contra las mujeres. A pesar de las medidas que toman los Gobiernos y los esfuerzos de los defensores de los derechos humanos, la cantidad de víctimas demuestran lo lejos que está de resolverse este flagelo llamado feminicidio.

En 2014, ONU Mujeres y la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos promovieron el Modelo de Protocolo para llevar a cabo las investigaciones por parte de las autoridades policiales, de las muertes violentas de mujeres por razones de género.

La tasa de impunidad en estos delitos alcanza casi el 98%. Organizaciones hacen presión social para combatir el machismo imperante. El objetivo es lograr mayores medidas de protección para madres, esposas e hijas.

“A las mujeres, no se les toca ni con el pétalo de una rosa” dice un refrán común en Latinoamérica y usado por muchos abuelos para inculcar valores desde pequeños a los jóvenes, aunque en la región, pareciera que muchos nunca lo han escuchado y sobre todo, asimilado.

En la actualidad, el índice de asesinatos y maltratos hacia las mujeres en toda la región es muy elevado y hace reflexionar acerca del verdadero estado de protección y amparo que deben tener las mujeres en todos los países.En una nota de TeleSUR, se explican las principales razones del incremento de este tipo de homicidios en la región y la lamentable tasa de impunidad que los caracteriza.

En la actualidad, casi el 98% de los asesinatos contra mujeres, por diversas razones, terminan impunes, según lo advirtió la directora para América Latina y el Caribe de ONU Mujeres, Luisa Carvalho.

La diplomática aseguró, durante un foro de la organización en El Salvador, que el contexto de violencia que vive la región, sobre todo hacia la mujer, hace factible tal índice. Informó que de los 25 países en el mundo con mayor ofensiva contra las mujeres, 14 son latinoamericanos y en detalle, los de Centroamérica son los principales.

Un fenómeno peligrosamente en crecimiento y que para muchos expertos tiene distintas ópticas de análisis. Expansión de la violencia organizada asociadas a pandillas, trata de blancas, violencia de pareja y acciones del narcotráfico son algunas de las situaciones que incrementan los asesinatos.

En la definición exacta de ‘machismo’ dentro del diccionario de la Real Lengua Española (RAE), se define como “actitud prepotente de los varones respecto a las mujeres” y precisamente esa característica, es la que se evidencia en la exclusión y hasta subestimación a la cual son expuestas las mujeres en los distintos aspectos de la vida en sociedad.

Herencia de muchos años de un patriarcado presente en casi todos los espacios de la sociedad, el machismo en América Latina es un aspecto presente, todavía, hasta en las más liberales democracias de la región.

En diversos países latinoamericanos, como Brasil, Venezuela y Argentina, las mujeres se han empoderado mucho más en el quehacer de distintas ramas sociales como: política, gerencia, comunicaciones y deportes, pero aún existen otros puntos que se derivan de los complejos de superioridad dentro de la mentalidad en algunos hombres y aunque sea paradójico, también en la de muchas mujeres.

Sexismo, acoso sexual y agresiones verbales son algunos de los aspectos que se desprenden de concepciones machistas radicales, de no ver a la mujer como igual. En muchos casos, esa diferencia termina en crímenes y asesinatos.

Según reportes emanados por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), al menos 1.687 mujeres fueron asesinadas por razones de género en el último año en la región, aspecto que claramente habla de un elevado índice de violencia hacia ese sector de la población.

En los registros de la CEPAL, canalizados a través del Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe, solo 8 países del continente asignan recursos en el presupuesto nacional y herramientas jurídicas idóneas para combatir la violencia de género.

Dentro de los países con mayor presencia de asesinatos de mujeres por razones de género se encuentran: Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, México, Nicaragua, Panamá, Perú y República Dominicana.

Destacan Argentina y Venezuela como los principales impulsores de elevar condenas y calificar como agravado un homicidio de esas características, concluye la CEPAL en su último informe al respecto, fechado en noviembre del 2015.

Desde México hasta Argentina, las mujeres se han organizado y han salido a las calles para hacer valer sus derechos y condenar los ataques contra muchas féminas en el continente. Su lucha no es por lo individual, sino por el género.

Ni una mujer menos, ni una muerta más”, bajo esta icónica frase, Susana Chávez, poetisa mexicana sintetizó en 1995, la agónica realidad del maltrato y homicidios contra las mujeres en el norteño estado de Chihuahua, para muchos, la zona del país con mayor índice de violencia de género históricamente hablando.

Aunque Susana Chávez luchó incansablemente velando por la protección de las féminas, fue asesinada en el año 2011, bajo un clima hostil de violencia hacia las activistas sociales.

En el país, existe el llamado ‘Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio’, el cual registró, solo entre 2012 y 2013 más de 3.000 asesinatos contra mujeres, de los cuales, solo el 1,6% recibieron sentencias condenatorias.

Algo que realmente preocupa a las autoridades de la región, las que no han podido detener esta verdadera epidemia que, al parecer no tiene fin ni existe posibilidad de acabar con ella. Cabría preguntarse cuántas féminas pueden haber encontrado la muerte en los primero cinco días de octubre.

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