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Europa y el fin de año

5 de diciembre de 2017

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Europa llega a este final del 2017, atrapada en coyunturas complicadas que no avizoran un panorama mejor para el venidero 2018.

En los últimos días, una Cumbre entre países europeos y africanos, evidenció la existencia de una problemática en la que gobiernos de ambas regiones, no pueden encerrarse en pensamientos colonialistas como ocurre en estados del Viejo Continente, ni en admitir una forma desorganizada y masiva de migrantes que llegan a congestionar el desenvolvimiento mismo de una u otra nación por desarrollada que sea.

La migración de ciudadanos africanos hacia Europa es en estos momentos, quizás el tema más álgido y de urgente solución, por tratarse de razones humanas.

En su conjunto, los países de la Unión Europea, registraban en mayo pasado un total más de 19 millones de desempleados. Esa pesada carga con componentes de políticas neoliberales erróneas y reformas caprichosas que hacen colapsar los beneficios sociales, resulta más que suficiente para las poblaciones que buscan empleo y no lo encuentran, mucho más para emigrantes llegados de manera masiva y que claman trabajo y comida.

En el caso de España, país que junto a Grecia ocupa la mayor cifra de parados con un 16,38% de su población laboralmente activa, mientras que los jóvenes sin empleo superan el 38,6%, la llegada de inmigrantes convierte en caótica la situación, más cuando allí imperan las políticas neoliberales que tantos costos sociales ha provocado.

Hoy son más de 550 000 los jóvenes españoles menores de 25 años; una buena cantidad de ellos egresados universitarios, que han engrosado las filas de los desempleados. En conjunto los estados de la Unión Europea cuentan 3 millones 760 000 jóvenes sin trabajo.

Se suma a esta situación la llegada hasta la fecha de casi cinco millones de inmigrantes, la inmensa mayoría africanos, que se lanzan al mar desesperados, huyendo al hambre o a las guerras y en busca de una supuesta vida mejor en naciones que una vez fueron metrópolis que explotaron y saquearon los recursos de las hoy naciones pobres africanas.

La situación creada con la llegada masiva de refugiados ha provocado, además, otros problemas no menos lamentables.

El Mar Mediterráneo se ha convertido en camposanto en el que decenas de miles de personas, niños generalmente, han muerto cuando las débiles embarcaciones en que viajan, colapsan en pleno mar y sus ocupantes se ahogan o son pasto de los tiburones.

El tráfico de seres humanos es otra práctica generalizada por quienes se dedican a buscar dinero prometiendo trasladar a esas personas, hasta naciones europeas.

En el caso de los que llegan a tierra, generalmente se encuentran con manifestaciones gubernamentales anti inmigrantes que llegan a ser xenófobas, y no en pocos países las autoridades locales han deportado a muchos de los que arriban o construyen muros o vallas fronterizas infranqueables, con el añadido de la represión policial.

En este contexto llega Europa al año 2018, en el cual se agregarán problemas como el Brexit o salida de la Unión de Gran Bretaña que, junto a cierto ánimo independentista, aportan tensiones en los países de la región.

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