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Estados Unidos, Israel y la UNESCO

16 de octubre de 2017

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El anuncio prácticamente simultaneo y evidentemente coordinado por parte de los gobiernos de Estados Unidos y de la entidad sionista israelí de que abandonan ambos la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). No solo refleja el salvajismo de esos dos regímenes sino también sirve para corroborar unos cuantos elementos que se proyectan sobre la política mundial y la humanidad en general.

Pone de manifiesto la decisiva influencia que ejerce ahora Israel –posiblemente como nunca antes–, sobre la política exterior de Estados Unidos, arrastrándolo a las posiciones irracionales e irresponsable que caracterizan a los gobernantes actuales de Tel Aviv y en especial a su primer ministro.

Los tiempos en que el llamado “lobby judío” hacía prevalecer sus dictados dentro del Congreso estadounidense se convierten hoy en presión directa dentro de la propia Casa Blanca mediante los asesores presidenciales de turno.

Contribuye igualmente a esclarecer el pregonado “aislacionismo” del presidente Donald Trump mostrando su verdadera cara, que no es más que el ejercicio directo y sin intermediarios ni compromisos del dominio y la expansión imperial, por lo cual deben ir echando abajo los esquemas multilaterales que involucren a Estados Unidos de una u otra manera.

Diversos han sido los pretextos en cada caso pero ese ha sido el objetivo que viene cumpliéndose a partir de la llegada de esta Administración a la Casa Blanca: desde el proyectado Tratado de Libre Comercio del Pacífico, el Acuerdo de Paris sobre cambio climático, el Acuerdo nuclear 5+1 con Irán y la “renegociación” del TLC con México y Canadá…

Desde su campaña electoral fue la línea proclamada por Trump, respecto a la que algunos dudaron pero ahora enfrentan escandalizados por su falta de sentido, vista incluso desde las posiciones imperialistas. Políticos de ambos partidos y analistas independientes comienzan a expresar si el costo por la elección de Trump no conllevará un alto precio para el país.

Por otro lado, la naturaleza poco confiable de la actual Administración y sus constantes devaneos aterrorizan también a sus propios aliados, que antes confiaron en la palabra de Estados Unidos y hoy se llenan de dudas e inquietudes.

Con esta retirada, Washington reproduce la decisión similar adoptada por Ronald Reagan en 1984; entonces argumento “parcialidad de la UNESCO en favor de la Unión Soviética” y la campaña por un nuevo orden informativo mundial que impulsó esa organización.

Apuntemos finalmente que Estados Unidos se retira de la UNESCO adeudando más de 500 millones de dólares, acumulados desde que la Administración Obama suspendió la contribución financiera en represalia inmediata por la admisión de Palestina como estado-miembro, con el voto a favor de la abrumadora mayoría de los países integrantes.

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