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Esta es mi opinión…

1 de junio de 2015

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Hace 33 años, un presidente de Estados Unidos, en este caso Ronald Reagan —pero pudo tener otro nombre y apellido—, decidió “en nombre de la democracia” y “por la seguridad de su país”, inscribir a Cuba en una muy selectiva lista de “países patrocinadores del terrorismo”.
Tal bochornosa denominación la hacía el gobierno del país que ya para esa época había auspiciado, financiado, organizado o apoyado abiertamente, decenas de acciones terroristas contra la Isla.
Desde fechas tempranas del triunfo revolucionario, hicieron explotar en el puerto habanero al barco La Coubre, acción terrorista dirigida desde Washington y que costó la vida a decenas de personas.
También se había aplicado el terrorismo de estado norteamericano cuando organizó y financió la invasión mercenaria a Playa Girón.
La lista era extensa y más abultada se hizo cuando un terrorista, Luis Posada Carriles, que aún vive en Miami y disfruta de las “bondades” de los gobiernos de Washington, organizó el horrendo crimen contra un avión civil de Cubana de Aviación, en Barbados.
Súmanse atentados terroristas en instalaciones turísticas cubanas; envío de agentes para organizar sublevación interna; auspicio y apoyo financiero a grupúsculos interesados en subvertir el orden y la tranquilidad ciudadana; emisoras de radio y TV transmitiendo desde territorio norteamericano con el financiamiento de ese país; etc, etc, etc.
Por todo esto y mucho más es que he querido dar mi opinión por el alboroto mediático que ocurre actualmente; y que nos involucra también a nosotros, por el hecho de que el gobierno de ese país nos haya sacado de la infame lista de nación terrorista.
No le doy un ápice de valor a quienes escriben o se presentan ante medios internacionales de gran repercusión, para presentar a un gobierno norteamericano que hace el gran favor a Cuba de sacarla de una espuria lista inventada por ese mismo país aunque por otro presidente.
No podemos olvidar que en esas más de tres décadas han pasado por la Casa Blanca demócratas y republicanos y en casi todos los casos han tratado o han hecho algo para que el bloqueo a Cuba sea más cruel. Y para ello, que estuviésemos en esa lista era importante como justificación para tal acción.
Y aquí me detengo en mi reflexión, por cuanto el mismo gobierno y el mismo presidente que ahora nos quita el “San Benito” de la lista de país terrorista, no se esconde para reiterar que Estados Unidos tiene que cambiar los métodos con Cuba, aunque el objetivo sigue siendo el mismo: acabar con la Revolución.
No hay dudas que la acción del presidente Barack Obama es plausible, más que todo porque reconozca públicamente, que la política de su país respecto a Cuba ha sido un fracaso.
El gran reconocimiento es para Cuba, para su pueblo que ha sabido resistir, defenderse y triunfar.
Lo de esa lista fue siempre un mero pretexto para apretarnos más la soga alrededor del cuello. Para asfixiarnos. Pero no han podido.
Y no podemos confundirnos con esta decisión del mandatario norteamericano. No podemos crearnos falsas expectativas.
Cuba nunca ha sido ni será una amenaza para la seguridad nacional norteamericana. Nunca hemos enviado a un terrorista ha realizar actos de ese tipo ni en Estados Unidos ni en ningún otro país del mundo. No tenemos emisoras de radio ni televisoras que llamen a la subversión o desestabilización de un gobierno en nación alguna.
Los inventos de los gobiernos de Washington de hacer listas o declarar bloqueos, son inherentes a su filosofía, al sistema que representan y que se han propuesto encabezar en todo el mundo.
También Cuba está, desde hace 56 años, a la cabeza de la lista de países bloqueados por Estados Unidos. Y me pregunto: ¿Le ha interesado a alguno de los gobernantes que han ocupado la silla en la Casa Blanca, la situación de más de 11 millones de seres humanos que en la Isla han sufrido penurias, les faltan medicamentos de última generación fabricados o patentados en Estados Unidos y que podían salvar la vida a niños con cáncer?
La política del bloqueo es más salvaje y más terrorista que las llamadas listas inventadas por los cerebros del Pentágono y la Casa Blanca para imponer su sistema.
El paso dado ahora, repito, es positivo pero insustancial mientras exista el bloqueo, mientras Washington tenga ocupada una parte de nuestro territorio en Guantánamo y mientras usen la filosofía —como ha expresado el propio Obama— de cambiar métodos para lograr el mismo objetivo: destruirnos.
Esta es mi opinión.

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