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Esos hijos de Pernambuco…

18 de abril de 2016

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Descollaron entre todos por su odio y falsedad, envueltos en un puritanismo que les hacía invocar a Dios, a la familia, hasta a su perro y al estado que decían representar, Pernambuco, para votar a favor del juicio político a la presidenta Dilma Rousseff.
Porque, bajo la batuta del Presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, los pernambucanos y más de las dos terceras de los presentes en el hemiciclo dieron rienda suelta a su analfabetismo político, el rechazo a las conquistas sociales y el revanchismo contra el Partido de los Trabajadores y sus 13 años de gobernanza, en la que ha cosechado muchos más logros, muchos más, que fracasos.
Precisamente, este es uno de los fracasos de la democracia burguesa brasileña, comotantas otras occidentales, al dejar el control de los medios de información, económicos y políticos a la derecha, por lo cual se hace difícil avanzar en la consecución de las necesarias conquistas sociales y la eliminación de la enorme desigualdad en Latinoamérica.
Se acusa a Dilma Rousseff de falta de responsabilidad en la ejecución del cargo, al no contar con el legislativo para tomar de decisiones sobre el financiamiento de programas de inclusión social y el pago a los trabajadores.
Pero las acusaciones han subido de tono, ilegal desde cualquier punto de vista, en las que se incluye corrupción, no existente, y cuestiones relacionadas con el escándalo de Petrobras, que desde un primer momento mostró la no participación de la mandataria en las ilegalidades.
O sea, el pasado domingo se logró un nuevo avance en la conjura de los líderes de la partidocracia brasileña que llevan a cabo un inocultable plan de desestabilización del gobierno e irrespeto por la figura de la Presidenta, quien, sin dudas, enfrenta una situación política compleja en Brasil, el quinto país más grande del mundo y el mayor de América del Sur, con una población de 203 millones de habitantes y que forma parte del BRICS (Brasil, Rusia, la India, China y Sudáfrica), UNASUR (Unión de Naciones Suramericanas) y CELAC (Consejo de Estados Latinoamericanos y Caribeños).
Su defenestración redundaría en el perjuicio de la nación en esas entidades progresistas, de necesaria unión entre los pueblos.
En cuanto a Estados Unidos, este no solo ha dado el visto bueno, sino la “discreta” participación de los agentes que tiene comprometidos en el intento de derrocarla, lo que no hizo contra la dictadura militar ni contra el neoliberal Fernando Henrique Cardozo.
Lo que hemos visto en estos días es el avance de un golpe denominado blando, mediante la utilización de un legislativo “camaleonesco” y el acribillamiento político desde los medios de comunicación masiva en manos de los monopolios oligárquicos.
El hacer alianza con figuras alejadas de su ideología salió muy caroa la mandataria, cuando recordamos las traiciones de su vicepresidente Temer, quien aspira a sucederla, y Eduardo Cunha, quien es el que realmente debería ser procesado por delitos de corrupción, tanto por estar envuelto en el escándalo de Petrobras, como por tener cuentas secretas sin declarar en los bancos suizos por cinco millones de dólares.
Ahora la decisión de la Cámara de Diputados de realizar el juicio político, pasará al Senado, que, de autorizarla, provocaría
la sustitución de la Presidenta por un período de 30 a 180 días.
Lo que resta es movilizar a las masas contra el complot golpista, en la que se espera la activa participación del líder Luiz Inácio Lula da Silva, a quien la reacción también trata de sacar fuera de juego para evitar que se postule a la presidencia en el 2018.

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