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Equivocados con Argentina

8 de noviembre de 2013

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La victoria con avances del partido gobernante y sus aliados en las recientes elecciones legislativas argentinas y la aprobación judicial de la Ley de Medios, tras cuatro años de ser obstaculizada por la oposición derechista y magnates de la prensa, son un firme espaldarazo a la gestión de la presidenta Cristina Fernández, en reposo luego de una delicada operación.
La aceptación de la mayor parte del pueblo y el respeto incluso de personalidades que desean una mayor profundización del proyecto presidencial, inciden contra aquellos partidarios del neoliberalismo, quienes anunciaron una época de turbulencias y duras decisiones para lograr la competitividad y la baja en la inflación, y echaron toda la culpa a la postura oficial de mantener subsidios al transporte y la energía y evitar medidas que provoquen desempleo.
No obstante la crisis internacional, Argentina siguió creciendo económicamente, en tanto el gobierno destituía a funcionarios corruptos que desviaron dinero público para viviendas y subrayaba una política que trataba de impedir que el crecimiento pudiera generar el fenómeno inflacionario, con perjuicio a la población con menos recursos.
El politólogo y economista Atilio Borón decía en la cadena televisiva Telesur que aún en Argentina hace falta disminuir el déficit fiscal y reformar el sistema tributario, que lo consideraba muy alto, aunque reconoció que ha sido estimulado el consumo doméstico y ampliado los planes de ayuda social.
Cristina ha seguido en su segundo mandato una política estatal activa en relación con los derechos humanos, con la anulación de las leyes de impunidad, juicio a militares responsables de la dictadura, depuración de la Corte Suprema Automática y designación de una digna; ley de matrimonio igualitario, apertura de archivos secretos sobre terrorismo de Estado, ley que penaliza la trata de personas (sexual, esclavismo, privación de libertad, extracción compulsiva de órganos), eliminación de centros clandestinos de detención, creación del Banco Nacional de Datos Genéticos y la no represión de las demandas sociales.
Fueron creadas cerca de 1 500 escuelas, se decidió proseguir el Programa Nacional de Alfabetización, fue cubierto el territorio nacional con la televisión digital abierta, pública y gratuita; y el desempleo se redujo del 24,7% en el 2003 a menos de 7% el pasado año, entre otros logros, la mayoría de los cuales apenas han recibido publicidad por los principales medios de comunicación, como también se trata de hacer en Venezuela, Bolivia y Ecuador.
Desconocen el compromiso presidencial de combatir la pobreza, como cuando sostuvo hace unos meses en la apertura de la Cumbre de Energía que se desarrolló en Abu Dhabi, capital de los Emiratos Árabes: “Los servicios no son sólo energía, sino también salud, vivienda y progreso” …  Los gobernantes deben tener “compromiso para combatir la pobreza”,  y aseguró que los países desarrollados tienen “mayor responsabilidad” en el daño medioambiental.
Lo anterior es parte de la respuesta a quienes se preguntan el porqué de estos ataques a la Presidenta, que incluyen cierta alegría de la prensa de derecha, cuando a la mandataria se le detectó cáncer, casi al mismo tiempo que a Hugo Chávez, “Lula”, Dilma Rousseff y Fernando Lugo, todos dirigentes progresistas.
Pero también el Imperio no perdona que la mandataria haya cortado todos los vínculos existentes antes del gobierno de su fallecido esposo, Néstor Kirchner; eliminado leoninos tratados, luego de la cancelación de la deuda con el Fondo Monetario Internacional y rechazo de sus directivas y presiones; y el papel protagónico en organismos regionales independientes.
Un buen mensaje para quienes se equivocaron con Argentina es que esta nación es ejemplo para mostrar la reconquista de elementos de la soberanía nacional, y de voluntad política frente a las imposiciones de los mercados financieros. Así, ha podido salir de situaciones socioeconómicas dramáticas causadas por el errático desenvolvimiento del sistema capitalista mundial.

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