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Entre sanciones y adictivos

6 de julio de 2015

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Ahora son los diputados rusos quienes emprenden la ofensiva contra las trasnacionales estadounidenses de refrescos Coca Cola y PepsiCo, con el fin de contrarrestar las injustas e inútiles sanciones decretadas por Occidente, a instancias de EE.UU., contra Rusia por la no probada intervención de Moscú en Ucrania
Uno de los parlamentarios, Ígor Zótov, presidente del Partido Ruso de los Jubilados por la Justicia, propone embargar las importaciones de ambas compañías a Rusia y obligar a sus plantas ubicadas en Rusia a utilizar ingredientes de fabricación rusa.
“Para apoyar las medidas del presidente y el Gobierno en lo que se refiere a las contrasanciones, proponemos imponer restricciones a los productos de las empresas Coca-Cola y PepsiCo, que son patrocinadores oficiales del Partido Republicano y el Partido Demócrata de EE.UU., que instan a prolongar las sanciones impuestas a Rusia”, dijo el diputado, citado por el diario ‘Izvestia’.
Pero esto no es todo. También se proycta un programa de apoyo a las empresas nacionales de refrescos sin alcohol que usen ingredientes de fabricación nacional.
Ya se había sindicado a ambas firmas como “armas químicas de EE.UU.”, pero no solo por Rusia, sino por especialistas de la Unión Europea. que en el caso específico de Pepsi genera polémica en sus bebidas dietéticas.
Advierten que la Coca-Cola ‘verde’ solo ayuda a incrementar las cifras de obesidad, aunque, indica Reuters, ello no trasciende mucho porque la empresa paga a expertos en nutrición para que recomienden sus bebidas como saludables
Tan es así que estudiosos de países aliados de Estados Unidos coincidieron el 26 de junio último en pedir a la Unión Europea que deje de ser la “idiota inútil” de Washington.
¡CÓMO PAGA!
Solo la Coca Cola se gasta más de 4 000 millones de dólares al año en publicidad.
Y que a todo le saca “lasca” como se puede en los eventos deportivos, principalmente en el fútbol, donde en la camiseta del jugador no se distingue ni a que equipo y nación pertenece. Decíame un amigo que “está en el sistema”, y que no le gusta refresco de cola alguno, que solo con colocar la botella junto a un entrevistado por televisión genera más ganancias que los 2 000 dólares ganados por Robert Fisher cada vez que cruzaba la pierna mientras jugaba ajedrez, para hacerle la propaganda a una marca de calcetines.
Parece broma, pero no lo es aunque, aunque dudo de que no fuera real aquellos cuentos sobre un boxeador que le decían Kid Lona, que cada vez que caía hacía ver en sus zapatillas la leyenda “Drink Coca Cola”.
Pero el asunto es realmente serio, porque aunque la compañía es conocida por sus abusos laborales, lo es también, por el impacto social y ecológico de sus prácticas. Como ella misma reconoce: “Coca-Cola es la empresa de la hidratación. Sin agua, no hay negocio”.
Para producir un litro de Coca-Cola, se requieren tres litros de agua. Y no sólo para su bebida, sino para lavar botellas, maquinaria… Agua que a posteriori es desechada como contaminada, con el consiguiente perjuicio medioambiental.
Una embotelladora puede llegar a consumir hasta un millón de litros de agua por día, por lo cual la empresa toma unilateralmente el control de acuíferos que abastecen a comunidades locales, dejándolas sin un bien tan esencial.
En la India, varios estados (Rajastán, Uttar Pradesh, Kerala, Maharastra) se encuentran en pie de guerra contra la multinacional. Casos similares se han dado en el Salvador y Chiapas, entre otros. En el Salvador, la instalación de plantas de embotellamiento de Coca-Cola ha agotado recursos hídricos tras décadas de extracción y han contaminado acuíferos al deshacerse de agua no tratada procedente de dichas plantas. La multinacional siempre ha rehusado hacerse cargo del impacto de sus prácticas.
En México, la compañía ha privatizado numerosos acuíferos, dejando a comunidades locales sin acceso a los mismos, gracias al apoyo incondicional del Gobierno de Vicente Fox (2000-2006), antiguo presidente de Coca-Cola México, situación que continúa en este 2015.
Y aunque no es la primera vez que lo escribo, y no obstante todo el andamiaje maléfico denunciado, Coca Cola sigue siendo la bebida más popular en el mundo, y sus envases son equiparados a los símbolos patrios estadounidenses. Ha sido la “bebida patriótica” que apoyó a las tropas estadounidenses durante la Segunda Guerra Mundial. Pero, al mismo tiempo, la filial alemana de Coca-Cola prosperaba, produciendo bebidas para el Tercer Reich.

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