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Entente Euroasiática

6 de mayo de 2017

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A los continuados contactos chino-rusos para coordinar políticas antiimperialistas y estrechar cada vez las relaciones el desarrollo mutuo, se suma Irán, todo en el marco del fortalecimiento de una cooperación para mantener independiente a Siria

Ahora se discuten los pormenores de una propuesta rusa en la reunión de Astaná para dividir a Siria en cuatro zonas, bajo el control y la supervisión de la propia Rusia y otras naciones, entre las cuales seencuentra Turquía, sin que Estados Unidos tenga aún participación.

Así, se supervisará la eliminación de grupos terroristas, se coordinarán las relaciones entre el gobierno y los grupos de oposición, sin la intervención de la aviación en los hechos bélicos que se originen.

De todas maneras, y aunque no están incluidos en el grupo de supervisión, China e Irán juegan un papel fundamental para que la paz sea efectiva y Occidente no conspire contra otras naciones, como está haciendo ahora, bajo el falso pretexto de colaborar en la lucha contra el terrorismo.

En este contexto se encuentra la visita de altos oficiales de la Marina china a Damasco, en respuesta a lasprovocaciones militares y políticas de Estados Unidos en el mar de la China Meridional, una presencia que significa la posibilidad también que los aliados regionales de EE.UU. en Oriente Medio se sientan bajo presión.

Así también el factor chino, en materia de incorporarse a una alianza con Rusia e Irán,trata de evitar el derrocamiento de Bashar al Assad, y con ello tenga EE.UU. una base de operaciones cerca de Irán, al sur de Rusia y al occidente de China.

Hay que tener presente el factor geoestratégicos que representa para China la zona de Oriente Medio y Asia Central, pues recibe de allí cerca del 50% del petróleo y el gas que necesita para su economía.

Ya el presidente de China, Xi Jinping, sostuvo en la Conferencia de Interacción y Medidas de Confianza en Asia – CICA por sus siglas en inglés – celebrada en Shanghái, que “CICA debe convertirse en un diálogo sobre la seguridad y la plataforma de cooperación mutua, y debe establecer un mecanismo de consulta de defensa, a fin de crear un centro de respuesta de seguridad en caso de grandes emergencias”.

Las palabras de XI Jinpig fueron antecedidas por la firma de un histórico acuerdo de suministro de gas ruso a China, por 400 000 millones de dólares, que debe leerse en clave de las consecuencias geoestratégicas que dicho convenio apareja, más allá de la suculenta cifra del contrato. La firma del documento contó con la presencia de Irán, cuyo gobierno también entró en conversaciones, convenios y contratos con empresas del gigante asiático para trabajar juntos, no sólo en la venta de gas y petróleo, sino también en el financiamiento de proyectos de explotación, construcción de puertos, ferrocarriles e incluso sistema de prospección de hidrocarburos.

 

DISPOSICIÓN IRANÍ

 

Hizo dos años el pasado de abril, en el seno de la IV Conferencia de Moscú sobre Seguridad internacional, que Irán anunció su plena disposición para cooperar, junto a los gobiernos de China y Rusia, en una respuesta conjunta a las amenazas provenientes de Occidente, principalmente a la estrategia de misiles dispuesta por la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN)en la frontera con Rusia, y que afecta directamente al gobierno de Teherán y de Beijing, considerados por la Alianza Noratlántica como enemigos prioritarios.

El Ministro de Defensa de Irán, Hosein Dehqán, declaró en aquel encuentro que “nuestro país desea apoyar la idea de una cooperación militar polivalente entre China, la india y Rusia, para hacer frente a la expansión de la OTAN hacia el este y a la instalación de un escudo de misiles en Europa. Creo que podemos, junto a Beijing y Moscú, mantener un diálogo a tres bandas. Y para ello ya hemos discutido ciertos aspectos de la seguridad regional”.

La IV Conferencia de Moscú fue el escenario perfecto para que China, Rusia e Irán anunciaran al mundo, sobre todo a la OTAN y a Estados Unidos en específico, que otras potencias mundiales no estaban dispuestas a seguir observando sin actuar, a permitir intervenciones sin que ello trajera consecuencias en una conducta internacional de esos actores occidentales reñida con el derecho internacional.

En reuniones bilaterales y trilaterales de las delegaciones de China, Rusia e Irán quedaron signados varios puntos cruciales: primero, la cooperación trilateral debe ser uno de los puntos básicos del nuevo orden multipolar; segundo, Beijing, Moscú y Teherán consideran como prioritario tener un plan de acción estratégico en el campo militar con relación a Europa y Estados Unidos; tercero, el entorno geopolítico de Oriente Medio y Asia Central está cambiando y ello en modo alguno es favorable a los poderes hegemónicos.

El nuevo eje, denominada por algunos ya, como la Triple Entente Euroasiática está, consolidando un largo proceso de integración política, estratégica, diplomática y militar.

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