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Elecciones atípicas en Siria

6 de junio de 2014

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Indudablemente que los comicios presidenciales recién efectuados en Siria constituyeron un evento atípico, fuera de lo común, en este tipo de elección. Ante todo,  tengamos en cuenta que tuvieron lugar en un país que desde hace más de tres años es víctima de una criminal guerra de agresión estimulada, financiada y organizada por parte de los poderes combinados de Estados Unidos, la Unión Europea, algunas monarquías árabes  petroleras y diversas bandas  terroristas, que incluyen desde Al Quaeda  hasta otras de menor relevancia.

Cuando muchos dudaron de que el actual gobierno sirio diera cumplimiento a la celebración de elecciones  estipuladas por la Constitución vigente, – con el propósito de legitimar el venidero mandato del candidato electo, – el presidente Bachar Al Assad asumió audazmente esa responsabilidad, con el apoyo del  Partido Baas, el Ejército y los más amplios sectores sociales del país, incluida buena parte de la oposición que permanece en Siria y no se ha puesto al servicio de los agresores.

La campaña electoral, desarrollada bajo los nuevos preceptos reformadores aprobados por el parlamento, incluyó la participación de varios partidos y candidatos presidenciales mientras simultáneamente, el Ejército obtuvo importantes triunfos militares sobre las bandas mercenarias, liberó territorios, recuperó vías de comunicación y fue capaz de garantizar que las elecciones se celebraran en un clima de envidiable normalidad y masiva concurrencia, mucho más que en otros países, muy lejos de enfrentar una guerra de agresión de tal envergadura.

Las cifras, emitidas por la Suprema Corte  Constitucional, son contundentes: Al Assad obtuvo el 88,7 por ciento de los votos (10 millones 319 723), por encima de sus candidatos rivales; posiblemente más importante aún  fue la alta tasa de participación que llegó al 73,42 por ciento de los electores habilitados para ejercer el derecho al voto, un porcentaje muy por encima de numerosos países que no padecen agresiones mercenarias como por ejemplo, Estados Unidos.

Tras los resultados de estas elecciones constitucionales, que extienden el mandato presidencial de Al Assad por siete años, los observadores y estudiosos de la situación siria en particular y del Medio Oriente en general se hacen numerosas preguntas, pues los acontecimientos sirios coinciden en el tiempo con otros hechos relevantes  en la zona, como son los resultados  electorales  de Egipto y la reconciliación palestina de la que emergió un gobierno  de unidad nacional, lo cual es rechazado por un Israel amenazante.

Son hechos aparentemente inconexos, pero en el fondo  vinculados de alguna manera, pues forman parte del mismo contexto regional y muchos de sus actores son los mismos en uno u otro sitio.

Los resultados electorales en Siria, -expresan algunos medios de prensa y analistas-, representan una notable victoria política para Al Assad y muestran claramente el apoyo del pueblo sirio en su absoluta mayoría a la decisión patriótica de su gobierno de resistir y rechazar  la agresión extranjera hasta vencerla.

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