El veto del voto…
6 de junio de 2025
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Catorce representantes de igual número de países, levantaron sus manos en el Consejo de Seguridad de la ONU, para votar a favor de que se produzca un alto al fuego en Gaza. Mientras una mano se levantó para vetar dicha aprobación, y con ello bastó para descalificarla. Era la representación del gobierno de Estados Unidos.
Ese día de junio de junio en Gaza, la furia llegó temprano, cuando la aviación sionista comenzó el bombardeo contra quienes —niños en su gran mayoría—esperaban a que llegara —de Israel no impedirlo— algún alimento para una población, que muere por hambre o por metralla. En esa sola jornada se contabilizaron 27 palestinos muertos y otros 90 heridos.
Mientras, las imágenes del genocidio recorren el mundo y la inercia e indiferencia también.
El crimen se compartía entre lo que ocurría en el territorio palestino y el veto realizado en el Consejo de Seguridad, allí en la gran vitrina de New York, en un edificio que debe albergar la paz y el derecho a la vida, donde radica la ONU, cuando representantes de 14 países, trataban de salvar la credibilidad del organismo, y levantaron una vez más su mano y votaron un proyecto de resolución para — aunque sea—, alcanzar un cese al fuego en Gaza.
Pero, una sola mano levantada, echó por tierra la noble aspiración. Era el veto del anfitrión, Estados Unidos, cuyos gobiernos han estado y están comprometidos con el sionismo israelí, que es igual a decir, con el genocidio contra la población palestina.
No recuerdo bien si son ocho, diez o doce, las veces que el Consejo de Seguridad de la ONU —ese ente del que tanto se espera y tan poco se logra— se ha reunido para al menos pedir un cese al fuego en Gaza.
Pero, una y otra vez, con un gobierno ¿demócrata? o republicano en la Casa Blanca, el veto estadounidense eliminó toda posibilidad de tregua y propició que otras decenas, cientos o miles de palestinos, niños en su mayoría, perezcan víctimas del genocidio israelí.
En esta oportunidad no podía ser diferente y el veto se impuso ante una sala sumida en la impotencia de un mecanismo que pide reformas a gritos.
Se repitió la farsa estadounidense dentro del organismo «encargado de la paz».
Vetó, una vez más, la administración Trump, la misma cuyo magnate presidente se ha atrevido a proponer la expulsión de todos los palestinos de sus tierras y entonces levantar una Riviera turística, sobre los cimientos de la sangre palestina y de cientos de cadáveres aún no extraídos de aquella mole de destrucción y muerte.
No es casual que, tras el veto a la vida de los palestinos, el embajador de Israel ante la ONU, Danny Danon, escribiera en sus redes sociales: «agradezco a Estados Unidos, que haya demostrado claridad moral y liderazgo en el Consejo de Seguridad de la ONU al vetar la resolución unilateral (14 votos a favor) contra Israel».
¡Qué más se puede esperar de los gobiernos estadounidenses, si ya suman más de 50 000 los palestinos muertos por la masacre israelí, con el contubernio de EE.UU. contra la población gazatí!
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