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El uso criminal de los drones

8 de mayo de 2023

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El intento de asesinato del presidente ruso Vladimir Putin mediante el uso de drones militares (de combate) lanzados contra las instalaciones civiles del Kremlim en Moscú no solo ha conmovido al mundo y a todas las personas, naciones y gobiernos de buena voluntad que hoy buscan una salida razonable, justa para las partes y definitiva al llamado “conflicto ucraniano”, sino también ha puesto sobre la mesa la necesidad de hallar un marco o convenio regulatorio internacional acerca del uso pacífico de estos artefactos. Tal como ha sucedido con la energía nuclear, las armas químicas o los derechos del mar.

En el caso de los drones, su propósito inicial como adelanto científico y de progreso para la humanidad ha sido secuestrado y tergiversado con los propósitos más criminales y perversos por parte de quienes patrocinan realmente el terrorismo de Estado y la agresión y los ponen a disposición de las bandas armadas y grupos paramilitares al servicio de sus intereses geopolíticos y económicos.

Lo que está ocurriendo con respecto a Ucrania y ha sido denunciado incluso en la prensa de Estados Unidos y Europa es un claro ejemplo de ello: el armamento “occidental” entregado a Kiev por parte de sus patrocinadores fluye en estos momentos en direcciones incontroladas mientras enriquece sin límites a traficantes y fabricantes, principalmente estadounidenses. El imperio yanqui se lleva la parte del león en todo esto, que ya comienza a asomar su influencia para la próxima campaña electoral presidencial de 2024 en Estados Unidos.

Los verdaderos causantes del ataque con drones armados contra las instalaciones civiles del Kremlim pueden quedar aun por determinar claramente durante un tiempo, pero más temprano que tarde se conocerán sus autores y la ruta tortuosa que ese armamento tuvo antes de ser lanzado.

Existe un antecedente igualmente turbio y ya develado en torno al intento criminal que también ocurrió mediante drones contra el presidente venezolano Nicolás Maduro, en medio de un acto público donde perecerían miles de personas.

Precisamente porque el terrorismo no tiene límites, se ha convertido en terrorismo de Estado al servicio de la OTAN y de otros estados que confiesan abiertamente su práctica terrorista como Israel y esparcen sus tentáculos como puntas de lanza de las políticas más agresivas e intervencionistas, es imprescindible que Naciones Unidas emprenda la tarea de regular y ordenar ese mundo incontrolado de los drones de reconocimiento, comunicaciones y apoyo científico en un espacio abierto solo al desarrollo pacífico y constructivo, tal como fue originalmente concebido y es necesario.

No es casual, por supuesto, que el uso criminal de drones o aviones civiles con propósito de terrorismo político haya ido tomando cuerpo y se practique abiertamente como en el caso de Moscú: parece ser el elevado precio que se le ha fijado al mundo por pagar ante la decadencia imperial y la desesperación del capitalismo neoliberal globalizado por sobrevivir a toda costa y a cualquier precio,

Por otro lado, las víctimas inocentes de los actos de terrorismo pudieran alegar también su derecho de réplica y entraríamos de lleno en el caos y el desorden universales. El nuevo orden mundial, que hoy se levanta, no necesita del terrorismo.

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