ribbon

El torturador «héroe»

9 de agosto de 2019

|

 

Suceden cosas que ni salidas de las entrañas más íntimas de la ficción, pudieran parecer creíbles. Pero son reales.
Por ejemplo, la víspera, en Río de Janeiro, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, calificó de «héroe nacional» a quien fuera jefe de uno de los órganos de represión más infames durante los años de la dictadura en el gigante sudamericano.
Se trata del fallecido coronel Carlos Alberto Brilhante, de quien pronunció loas durante el encuentro que sostuvo en el Palacio Presidencial, con su viuda María Joseíta Silva Brilhante.
Pero es que el mandatario brasileño quiere competir en estos deslices éticos y de desconocimiento histórico, con su similar estadounidense, Donald Trump, a quien considera su propio espejo.
Jair, que fue capitán del ejército en época de la dictadura en su país, mantiene una campaña mediática de defensa a aquellos años oscuros, donde hubo cientos de muertos, torturados y desaparecidos.
Antes de almorzar con la viuda del citado torturador, Bolsonaro dijo a la prensa que ella «tiene un corazón enorme. Estoy enamorado de ella», según reportes de EFE.
Y agregó: «No tuve mucho contacto con ella, pero sí con su marido cuando estaba vivo. Fue un héroe nacional que evitó que Brasil cayese en aquello que la izquierda quiere hoy».
Recuerdan los despachos de prensa que en 2016 el ahora mandatario brasileño, durante la votación en la Cámara de Diputados donde se dio el golpe de estado parlamentario a la entonces presidenta Dilma Rousseff, dedicó su voto contra Dilma a «la memoria del coronel Carlos Alberto Brihante Ustra, el mismo que en la época en que Dilma estuvo presa por la dictadura, fue torturada por personajes como el que ahora Jair Bolsonaro considera un héroe nacional.
Cuando en Brasil se instaló la Comisión Nacional de la Verdad en 2011, Brilhante Ustra compareció a declarar ante el organismo y aunque aceptó que durante el régimen militar pueden haberse cometido «excesos como en toda guerra», negó haber torturado y aseguró que todo lo que hizo fue cumplir órdenes de superiores para combatir el comunismo.
La Comisión de la Verdad en su informe final señaló a 377 militares -entre ellos Brilhante Ustra- como responsables directos o indirectos de torturas y asesinatos durante la dictadura. En el tiempo que el coronel pasó al mando del DOI-CODI fueron registradas al menos 45 muertes o desapariciones de personas detenidas.
Como si todo esto fuera poco en el extenso pergamino de Bolsonaro, en el capítulo de Río de la Orden de Abogados de Brasil, Felipe Santa Cruz, hijo de un líder estudiantil desaparecido por la dictadura, presentó un pedido de anulación del mandato del entonces diputado Jair Bolsonaro, por falta de decoro y apología a la tortura, pero la Cámara archivó su solicitud.
Pero Jair no se dio por vencido y recientemente, ya como presidente de Brasil, declaró que «él sabía cómo había muerto el padre de Santa Cruz, pero que no le iba a gustar que lo contara».
Luego mintió nuevamente al asegurar que el líder estudiantil había sido ejecutado por sus propios compañeros del grupo guerrillero al que pertenecía.
Para terminar con esta historia macabra, que desnuda la actuación de la llamada justicia brasileña, cuando en el año 2008 el coronel Ustra fue procesado por torturas durante la época de la dictadura, un tribunal desestimó la denuncia con el argumento de que fue presentada después de la Constitución de 1988, que reconoce la ley de amnistía de 1979.
Esta pequeña historia —estoy seguro habrá otras muchas— son hechos ocurridos en Brasil, el país más grande de América Latina, gobernado por un Jair Bolsonaro que se sabe protegido de la misma «justicia» que dio el golpe parlamentario a la entonces presidenta Dilma Roussef y que mantiene preso a Luis Inacio Lula da Silva, el dirigente que más hizo a favor de los brasileños.

Comentarios