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El terrorismo, herramienta estratégica de poder

15 de septiembre de 2014

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Los más recientes sucesos en Iraq y Siria vaticinan que días aun más difíciles se avecinan no solo para la región, sino para todo el mundo, y es una prueba de que el Complejo Militar-Industrial que maneja realmente a Estados Unidos nunca ha tenido intención de actuar con serenidad y se deja arrastrar por la ira y el odio, lanzando bombas por doquier en unos casos y, por el otro, financiando, entrenando y alentando a fundamentalistas que aplican el más cruel terror en aras de una religión que lo rechaza.
Fíjense que los mismos elementos que integran el grupo Estado Islámico que se hicieron fuerte en el norte sirio y ahora controlan muy fácilmente una parte de Iraq, amenazando incluso a la capital, Bagdad, recibieron todo tipo de ayuda de Occidente y las satrapías del Golfo, incluyendo armamento pesado que utilizaron contra el ejército y la población civil leal al gobierno del presidente Bashar al Assad y al régimen chiita iraquí, dedicándose ahora al exterminio de quienes no profesan el sunnismo musulmán, lo cual alimenta aun más el terrorismo reinante.
El grupo es fuerte allí donde la población está dividida y los    musulmanes sunnitas son mayoría. En Iraq, se sentían discriminados por el gobierno de Bagdad, por eso los terroristas pudieron avanzar tan rápidamente y combatientes locales se sumaron a sus filas, colaborando en los asesinatos sumarios.
En este contexto, el saqueo de los bancos y todo tipo de propiedades aumentó él caudal de esos elementos que se expanden en un territorio petrolero y fueron aupados por Occidente y reinos del Golfo,
Antes de retirarse oficialmente de Iraq, el invasor estadounidense había firmado un tratado de seguridad con el gobierno que dejó instalado en Bagdad, comprometiéndose a ayudarlo si era atacado.
Es decir, Estados Unidos es el único que puede detener el avance del grupo islámico, pero la demora del presidente Barack Obama alentó el avance de los llamados yihadistas, que ahora sí enfrentan los ataques de los kurdos y el ejército iraquí, asesorados por el mando militar norteamericano.
Ahora, la pretensión de extender sus acciones aéreas a Sitia es rechazada por Damasco, porque tiene como objetivo principal fortalecer a grupos opositores de la línea conservadora fiel a Washington.

 

AMENAZA LATENTE

 

Mientras el experto alemán Christian Haeckel advertía que sigue latente la amenaza del Estado Islámico de borrar las fronteras tradicionales entre los estados, debemos recordar al lector que a EE.UU. le importa un bledo las matanzas interétnicas que ha generado su intervención, sino la permanencia de elementos en el poder que le garantice el afianzamiento de su control de las riquezas mineras y petroleras de Asia Central.
No es la primera vez que publicamos con ejemplos como la mayoría de los grupos islámicos (salvo sus jefes y líderes) desconoce que opera para la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos.
Las planificaciones, organización y ejecución de estas invasiones a Siria e Iraq se realizan con la creencia religiosa fundamentalista como justificación, pero la hora, el día y el ‘blanco’ son elegidos con riguroso criterio de aprovechamiento político por los beneficiarios reales, o sea, el Estado norteamericano, que utiliza el terrorismo como herramienta estratégica de poder.
Así, intentan hacer olvidar que Al Qaeda y al mentor que entrenaron y luego asesinaron Osama bin Laden son productos adoptados, formados y entrenados por el área de operaciones de la CIA.
Con matices diferentes, quizás algo ido de la mano del Imperio, está actuando este Ejército Islámico, grupo que ha sembrado destrucción y muerte en Siria y ahora también lo está haciendo en Iraq.

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