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El terror de los drones

11 de enero de 2018

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Diciembre terminó con la esperanza que el terror y la destrucción provocados por los terroristas del llamado Estado Islámico dejarían de existir en el nuevo año, pero un acontecimiento ocurrido en la primera semana de enero hace pensar todo lo contrario, aunque será de una manera más sofisticada.

La noche del al 6 de enero 13 vehículos voladores no tripulados intentaron destruir las bases militares que aún se mantienen en Siria, la de Jmeimin y Tartus, aunque los militares rusos destruyeron siete y lograron controlar al resto.

El hecho fue denunciado hora después por el Ministerio ruso de Defensa, mediante un comunicado en el que se precisaba que diez de los drones se dirigían a la base de Jmeimin y el resto a la base naval de Taturas.

Este es el primer ataque terrorista masivo con drones, que fueron lanzados desde una distancia entre 50 y 100 kilómetros, portadores además de modernas tecnologías de puntería mediante el GPS, agrega en otro momento el Ministerio.

El ataque finalmente no causó daño material alguno ni víctimas humanas en ambas instalaciones militares, pero permiten reflexionar sobre el hecho, ya que la parte rusa asegura que la técnica utilizada “solo podía ser originaria de un país con altas capacidades tecnológicas”.

Aunque no se dice, evidentemente se trata del apoyo de los militares estadounidenses prestaron y prestan a los terroristas, ahora con este tipo de armas, luego de la casi desaparición de sus fuerzas gracias a las fuerzas armadas sirias con el apoyo de aliados, en especial la fuerza aérea rusa.

Pero esta acción tiene otra lectura muy clara. Con este tipo de armamento en manos de los terroristas, la humanidad corres más peligro que nunca ante la ciega violencia de estos grupos, ya que similar ataque pudiera llevarse a cabo en cualquier país y en cualquier momento.

Debe recordarse que en este conflicto los terroristas ya habían utilizado drones, pero eran caseros y también que no es la primera vez que atacan las bases rusas una vez terminada la presencia del contingente que había prestado sus servicios a solicitud del Gobierno sirio.

La última noche de 2017 la base de Jmeimin sufrió un ataque con morteros que provoca la muerte a dos militare rusos, señalo el Ministerio de Defensa ruso, a la vez que desmintió las informaciones que señalaban la destrucción de siete de sus aviones en la base aérea.

Para programar este tipo de artefactos hay que ser “graduado de una escuela de ingeniería de un país bien desarrollado” indicaron fuentes militares rusas, nivel que no corresponde a los terroristas que aún permanecen intentando sobrevivir en Siria.

Otras fuentes confiables recuerdan que de los menos de 200 drones militares que EEUU utilizaba, pasó a más de 11, 000 en la actualidad, muchos de los cuales participaron en ataques contra Paquistán con un estimado de unas 3, 500 víctimas mortales.

Así empieza el año. Falta por ver los nuevos acontecimientos bélicos que, inevitablemente, seguirán a este primer ataque.

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