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El silencio y el mensaje de la OTAN

10 de septiembre de 2014

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El pacto político-militar conocido como OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte, por sus siglas en español) acaba de concluir su más reciente reunión Cumbre en Gales, Gran Bretaña, en medio de gran ruido mediático, como corresponde a una agrupación que, encabezada por Estados Unidos e inspirada y guiada por las líneas políticas y económicas llegadas desde Washington conducidas en esta nueva etapa histórica por el capitalismo neoliberal, – intenta según parece conquistar al mundo, dominarlo y que las clases más poderosas se beneficien de sus riquezas.

El pacto de la OTAN, surgido como consecuencia de la Segunda Guerra Mundial con el propósito de consolidar el poder político, militar, económico e ideológico de los tres grandes vencedores del mundo del capital, -pero sobre todo de los intactos Estados Unidos,- discurrió durante varias décadas haciendo contrapeso estratégico con el Tratado de Varsovia, emergido para darle respuesta por parte de la Unión Soviética y los países socialistas europeos, lo que se hizo presente durante aquellos años y sirvió para detener los apetitos imperiales en más de una ocasión, tanto en Europa como en otras partes.

Desaparecido el Tratado de Varsovia hace más de 20 años e introducidos de lleno en una nueva situación mundial, no faltaron algunos ingenuos u otros movidos por la más sincera voluntad que consideraron llegado el momento del fin de la OTAN, una vez desaparecidas las razones que, -según sus propias confesiones,- le dieron origen.

Tal suposición fue, como se sabe, craso error y por el contrario la liquidación de la entente varsoviana sirvió de pretexto ideal para que los otanianos originales,- sobre todo Estados Unidos y sus socios más agresivos e insaciables,- decidieran un cambio de doctrina militar, extendieran su radio de acción el resto del mundo y proclamaran desde entonces sin reticencias el derecho de la OTAN a implantar una especie de imperio universal donde dicho pacto actúa como omnipresente gendarme armado.

Es lo que vemos hoy, no sin lucha y resistencia por parte de numerosos pueblos y gobiernos que aspiran a un mundo justo, sin hegemonismos, multipolar y dispuesto a convivir en paz y diversidad, Porque la doctrina de la OTAN, como se hace más evidente cada día, no es más, – en esencia,- que la misma doctrina del imperialismo estadounidense en decadencia, acudiendo a sus socios por voluntad o por fuerza para ser apuntalado.

La citada Cumbre acabada de celebrar fue un ejemplo excepcional de lo que ese pacto político-militar aspira a ser en las nuevas condiciones del mundo, lo que piensa hacer y a imponer en situaciones que hoy pueden ser ejemplificadas en Ucrania, Irak, Libia, Siria o Afganistán y mañana pudieran serlo en cualquier “otro oscuro rincón del mundo”, como preconizó W. Bush.

Esta Cumbre de la OTAN, sin embargo, guardó bochornoso silencio sobre la masacre del régimen israelí contra la población civil de Gaza. Haciendo, de este modo, causa común con los masacradores nos mandó a todos un claro mensaje sobre cuáles son sus ideas e intenciones.

Tanto el silencio como el mensaje nos llaman a estar alertas.

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