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El sabotaje a los festejos por la victoria antifascista

1 de abril de 2015

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A medida que se acerca la fecha del 9 de mayo de 2015, aniversario 70 de la victoria contra el nazifascismo, se pone de manifiesto el resurgir de una ideología supuestamente desterrada de la faz de la tierra, tras haber sido la causante de decenas de millones de víctimas, destrucción y tragedia sin precedentes en la historia humana y de las mayores desgracias que hasta hoy recuerde el planeta en su milenario decursar.

Sin embargo, – paradójicamente,- este nuevo aniversario que se aproxima nos está dando la oportunidad de comprobar hasta qué punto los más encumbrados representantes actuales del sistema imperialista-capitalista, que en un tiempo simularon ser enemigos del nazifascismo y forjaron alianzas internacionales para combatirlo y aplastarlo, sabotean y organizan el boicot contra los festejos que en ocasión de este aniversario tendrán lugar en la Plaza Roja de Moscú, como ha sido tradicional desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, convertida para los soviéticos en Gran Guerra Patria.

Como de costumbre, el gobierno de Rusia invitó, en primer término,  a los que fueron sus aliados durante la contienda y también a otras naciones europeas y países emergentes de Asia y África, latinoamericanos y caribeños, que fueron también beneficiarios de la derrota nazifascista.

Se conoce que, a estas alturas, ya suman más de 30 los países que aceptan la invitación rusa a esta conmemoración, mientras en el seno de la OTAN se llevan a cabo maniobras sucias, intrigas y presiones para lograr que los pertenecientes a este agresivo bloque belicista se ausenten de las celebraciones de Moscú y vayan a realizarlas nada menos que a Kiev, rodeados de los elementos fascistas y pronazis que hoy detentan el poder en Ucrania.

Es oportuno recordar que tanto el presidente Clinton como el presidente Bush (hijo)   asistieron a las celebraciones de Moscú en 1995 y 2005 respectivamente.

Según ha sido denunciado públicamente, entre otros, por Wayne Madsen ex analista de la NSA y actualmente periodista investigador, -a cargo del sitio Wayne Madsen Report,- los círculos que dentro de Estados Unidos cabildean para obtener este boicot están en la Heritage Foundation, el American Enterprise Institute, la Brooking Institution y Human Rights Watch, quienes mueven febrilmente sus peones en el gobierno y en el Congreso.

Tras ex embajadores estadounidenses en Ucrania son mencionados también como cabezas visibles de estas maniobras que intentan reescribir la historia y, en definitiva, reivindicar al nazifascismo en la medida de lo posible. Ellos son: Steven Pfizer, John Herbst y William Taylor, quienes presionan sobre los dirigentes europeos para que no concurran a Moscú.

Aunque hay comparaciones con el boicot organizado contra los Juegos Olímpicos de Moscú 1980, – una acción alentada y estimulada entonces por el gobierno de Estados Unidos,- no hay dudas de que en este caso tendría una mayor significación política y sus autores correrían un mayor riesgo de que se volviera contra ellos mismos, al no lograr la unanimidad requerida e introducir dentro de la OTAN un nuevo elemento de discordia.

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