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El regreso de Cristina

26 de octubre de 2017

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Por mucho que el régimen neoliberal macrista y los medios de comunicación a su servicio traten de ocultarlo, no hay dudas de que el hecho más significativo producido en las elecciones legislativas argentinas fue el regreso a la vida política activa de la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner al frente de la recién creada Unidad Ciudadana, inicialmente un movimiento de masas convertido en partido político, con vistas a estos comicios en los que participaba por primera vez.

Víctima de una implacable persecución política, jurídica y mediática desde que abandonó la primera magistratura, como venganza de las clases dominantes y el imperialismo norteamericano a los que se enfrentó, Cristina acumuló en la provincia de Buenos Aires más de tres millones de votos que le permitirán su retorno al Senado, donde ya actuó en épocas anteriores de forma destacada.

Tratándose de la provincia que reúne la mayor cantidad de electores y votantes, son estos resultados para tener en cuenta a mediano y largo plazo y una señal de que las campañas contra ella no han dado los resultados esperados por parte de quienes las impulsan y pagan.

No obstante los bailes payasescos de Mauricio Macri ante las cámaras de televisión, los oficialistas vieron frustradas sus pretensiones de alcanzar la mayoría absoluta en ambas cámaras, viéndose desde ahora obligados a buscar urgentes alianzas y a seguir repartiendo dádivas.

Mientras las movilizaciones sociales y sindicales crecen por las más diversas razones y el tema de los derechos humanos vuelve a ocupar un primer plano, la aparente bonanza económica de que hace gala el gobierno se desinfla en la práctica, evidenciando una baja en el nivel de vida de los argentinos, mayor pobreza y desigualdad ante la amenaza de nuevos reajustes y tarifazos para fin de año.

Para muchos, los tiempos que corren les recuerdan los años iniciales del corrupto Carlos Saúl Menem, que endeudó al país hasta el cuello, mostrando un falso crecimiento que hipotecó a Argentina y obligó a los gobiernos posteriores a hacer malabares para poder pagar la deuda, estabilizar la economía y poder afrontar los compromisos sociales que caracterizaron a los períodos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández.

Tal como expresó la ex mandataria, “nada ha terminado; ahora empieza todo”. La demostración de Unidad Ciudadana pudiera favorecer al entendimiento entre el fragmentado peronismo, que sería la primera fuerza política en caso de que tal unión fructificara en el futuro.

Estas elecciones legislativas han confirmado que, en Argentina, la última palabra aún no está dicha.

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