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El punto de no retorno

23 de abril de 2014

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Es lamentable que en los análisis internacionales que se hacen en la prensa de nuestros días, aparezcan más problemas que soluciones, y todos ellos causados por la acción del hombre.
No resulta difícil encontrar informes de instituciones científicas o de especialistas en medio ambiente que suenan a diario las alarmas ante el rápido deterioro del clima y sus consecuencias directas en los habitantes del planeta.
Lo que ya sucede en el Ártico es de lo más citado. Por ejemplo, quienes estudian el cambio climático, advierten con vehemencia los dramáticos pronósticos de la desaparición de la capa de hielo en el Ártico, que sigue disminuyendo velozmente tanto en volumen como en extensión.
Estudios muy serios al respecto vaticinan un Ártico sin hielo para una fecha tan cercana como el 2016, lo que significa un “punto de no retorno”, en algo que es vital para el sistema terrestre, debido a su papel en el control de la temperatura, el clima y las corrientes del planeta.
Junto a las predicciones sobre lo que ya provoca el calentamiento global, los científicos advierten que “a medida que el mundo se deslice hacia ese abrupto cambio climático, las civilizaciones humanas padecerán violentas agitaciones y conflictos”.
“Cuando los acontecimientos climáticos extremos se incrementen, se producirá un frenesí de actividad humana para tratar de adaptarse y mitigar la situación. En esencia, este punto de inflexión en el Ártico llevará inevitablemente a un punto de inflexión en la respuesta humana ante el problema”, aseveraron.
Un grupo de expertos en el tema han publicado que el cambio climático llevará inevitablemente a la pérdida de las cosechas, al aumento mundial del precio de los alimentos, al hambre generalizada y al incremento de los conflictos.
No pocos se manifiestan convencidos de que la próxima década será de un deterioro extremo en este aspecto.
Para el profesor Peter Wadhams, importante especialista de la Universidad de Cambridge, que lleva 40 años midiendo el hielo del Ártico, “la disminución de su volumen es tan veloz que vamos a llegar rápidamente a cero volumen”.
Al respecto citó datos actuales donde se estima con un 95% de seguridad, que el Ártico tendrá veranos libres de hielo en 2018.
John Nissen, quien es presidente del Arctic Methane Emergency Group, un conjunto de científicos y expertos cuya misión es advertir a la comunidad mundial de la crisis a la que nos enfrentamos, ha señalado que un Ártico cada vez más desprovisto de hielo, provocará estallidos inmensos de gas metano desencadenando tsunamis en el Atlántico Norte.
Por su parte Paul Beckwith, profesor de climatología y meteorología en la Universidad de Ottawa, Canadá, ha escrito que el primer año sin hielo ártico durará pocas semanas, pero uno o dos años después la duración será de varios meses, y una década posterior estará vacío de hielo durante gran parte del año. Se creará una situación de “un planeta muy distinto”, con una temperatura media global mucho más alta, hasta de 5 o 6 grados más.
Estamos, sin lugar a dudas, en un punto de no retorno que puede ser de consecuencias irreversibles para el futuro inmediato de la humanidad.

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