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El Neoliberalismo ante difícil disyuntiva

20 de abril de 2020

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La arrasadora pandemia de la COVID-19, con su vertiginosa y universal extensión, ha colocado al capitalismo neoliberal globalizado ante una muy difícil disyuntiva, teniendo en cuenta no solo su extensión sino que -contrario a otras epidemias sufridas en los últimos tiempos-, se hace difícil para los especialistas, científicos y académicos involucrados en su estudio predecir unas probables fechas para el inicio de su disminución a escala global, a qué ritmo se efectuará y cuándo podrá, -más o menos,- darse por terminada o sus mayores riesgos.

Tales interrogantes levantan las preocupaciones de los grandes grupos transnacionales, que ven amenazadas sus exorbitantes ganancias debido a la disminución de las actividades económicas y comerciales, como reflejo de las medidas tomadas por los gobiernos en cada uno de los casi doscientos países en que la pandemia se hace presente.

Según todos los expertos, el llamado “aislamiento social” resulta una de las experiencias con mayor éxito en el enfrentamiento al terrible mal, siendo una medida que repercute directamente en la actividad económica, tanto formal como informal, y parejamente en un decrecimiento del empleo y un descenso en el poder adquisitivo de la población para los bienes y servicios. Ello puede conducir a situaciones de desesperación, frustración y explosión social y evidentemente preocupan a las clases dominantes, que aunque se mantengan físicamente lejos del mal verán disminuir sus utilidades habituales.

Quedó claro que el mundo neoliberal no estaba preparado para enfrentar y sobrevivir con éxito a una pandemia sin precedentes como la COVID-19 y, por el contrario, su ambición, egoísmo y afán hegemónico creó todas las condiciones para un estallido de esta magnitud.

Ahora se hallan en la fatal disyuntiva entre la salud y la economía, que ellos mismos pudieran haber evitado, y muchos toman el peligroso camino de presionar, chantajear o sobornar a gobierno afines que están en disposición de complacerlos a pesar de las consecuencias que ya ha advertido la Organización Mundial de la Salud.

Así se explica la actuación aparentemente irracional de regímenes como los de Trump y Bolsonaro, que al no poder enfrentar la pandemia con responsabilidad, eficiencia y buen juicio han decidido limpiarse de culpas y abogan de manera suicida por “liberar todas las actividades económicas” lo antes posible.

T5al decisión significaría un desastre mortal no solo para Estados Unidos y Brasil, -que serían las primeras víctimas.- sino para el resto de la humanidad, que pagaría el precio de una mayor contaminación y dispersión del virus.

Recordemos la vieja predicción marxista: el capitalismo se irá como llegó, rodeado de sangre, miseria y lodo por todas partes.

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