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El negocio de la salud humana

24 de agosto de 2016

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Recientemente conversaba con un antiguo compañero de estudios, el que hace más de una década no veía. Actualmente vive en Estados Unidos. “No me interesa la política. Vivo allí porque tengo familias y trabajo, pero, te puedo asegurar que lo que no me puede ocurrir es enfermarme, porque entonces sí que estoy embarcado. Allí las medicinas y la atención médica para millones de personas, es algo muy difícil por su costo”.
Su relato no aportó mucha información que no conociera por mi trabajo de periodista. Pero era un testimonio más de una verdad mayor.
Entonces acudí a lo escrito por la doctora venezolana Ana Gineth Morales, publicado por la prensa del Estado de Bolívar, donde ella ejerce la profesión.
Con el título de “Ébola: el negocio del miedo”, la galena cuestionaba en un valiente artículo las acciones turbias existentes en torno a enfermedades, donde las transnacionales farmacéuticas trazan pautas comerciales, ponen precios y manipulan las investigaciones y posibles curas de tales males, según convenga a esas empresas.
Dice Gineth: … les puedo decir que existen muchísimas enfermedades evitables y curables, que cobran millones de vidas cada año ante la mirada impasible de los que hoy se consideran salvadores del mundo. Por ejemplo, actualmente 8,6 millones de personas están infectadas con tuberculosis, cada año fallecen 1,3 millones por esta causa, de los cuales, 74.000 son niños. Existen 240 millones de infectados por el virus de la Hepatitis B y este mata anualmente a aproximadamente 780 mil personas en todo el mundo. La diarrea causa casi un millón y medio de fallecimientos al año en los países en desarrollo y es la quinta causa global de muerte y su causa es el hambre y la falta de agua potable. El sarampión es la enfermedad más contagiosa de la especie humana, es una importante causa de mortalidad infantil en los países subdesarrollados, provocando unas 900.000 defunciones al año.
Luego prosigue: Podría seguir mencionando muchas más enfermedades altamente contagiosas, diseminadas por todo el mundo, que cuentan con vacunas para evitarlas o tratamientos para curarlas, pero que siguen causando millones de muertes de seres humanos. Estos datos podrían ayudarnos a responder la pregunta sobre si el verdadero interés por obtener un tratamiento o vacuna contra el Ébola es salvar vidas humanas.
Por otra parte, un reciente artículo aparecido en la BBC, refiere que las compañías farmacéuticas han desarrollado una amplia gama de medicinas conocidas por toda la humanidad, pero han lucrado enormemente al hacerlo y no siempre bajo parámetros legítimos.
En otro fragmento del análisis se pone el ejemplo de medicamentos que cuestan hasta 100 000 dólares por tratamiento completo, aun cuando se sabe que su producción tuvo un costo mínimo.
El propio texto hace referencia a una carta elaborada por 100 destacados oncólogos de todo el mundo donde pedían la disminución de los precios de las medicinas contra el cáncer.
Brian Druker, director del Instituto Knight y uno de los firmantes, pregunta: “Si ganas 3 000 millones al año con la droga para el cáncer, ¿no podrías ganar 2 000 millones?
El tema del elevado costo de los medicamentos en un mundo donde hay más de 800 millones de seres humanos viviendo en la pobreza o en la pobreza extrema, tiene que ver con algo que la propia Organización Mundial de la Salud (OMS) ha calificado como un “conflicto intrínseco” entre las ambiciones de las grandes farmacéuticas y las necesidades médicas y sociales de la población.
Ahora, cuando el virus del Ébola causa incertidumbre por su alta letalidad, regresemos al artículo de la doctora Gineth Morales: En apenas meses de este brote, se han saltado todos los protocolos para probar nuevos medicamentos y vacunas. La OMS autorizó el uso de ZMapp, medicamento hasta entonces probado solo en primates, cuyo efecto la televisora CNN catalogó de “milagroso”. Este fármaco es producido por MappBiopharmaceutical, cuyo equipo científico trabaja con el ejército estadounidense en el Fort Detrick, una instalación del Comando Médico del Ejército de los Estados Unidos y que ha sido el centro de programa de armas biológicas de ese país desde 1943. Por otra parte, ya se autorizó el segundo ensayo clínico de una vacuna contra la enfermedad, la cual se prevé, estará lista en dos meses pero, ¡OJO! aunque aún no está lista, ya está patentada por la firma estadounidense NewLinkGeneticsCorp y por supuesto, esta farmacéutica tiene el permiso exclusivo para efectuar ensayos clínicos en primates y humanos y venderla en caso de ser aprobada por los reguladores.
Y concluye el artículo citado: Tal vez usted pueda pensar que somos paranoicos al suponer esto último, pero si recordamos la terrible afirmación que hizo en la década de los 80’ el ex presidente del Banco Mundial y ex secretario de Estado de E.E.U.U miembro del Programa Ampliado de Inmunización, Robert McNamara cuando se refería al acelerado crecimiento demográfico, consideraría posible que el Ébola, como otras enfermedades estén siendo diseminadas intencionalmente. Al abordar el tema del rápido crecimiento poblacional McNamara dijo al diario francés J’aitoutcompris: “Hay que tomar medidas draconianas de reducción demográfica en contra de la voluntad de las poblaciones. La reducción de la tasa de natalidad ha demostrado ser imposible o insuficiente. Por consiguiente, debemos aumentar la tasa de mortalidad. ¿Cómo? Por medios naturales: El hambre y la enfermedad”.
Si cree que esta es una frase mal interpretada, debería saber que fue este sujeto quien ordenó el rociamiento masivo de los campos de Vietnam con el Agente Naranja, provocando la muerte directa de 400.000 personas y el nacimiento con enfermedades congénitas y defectos físicos de al menos 500.000 niños. El Agente Naranja fue producido por la firma MOBAY, una entidad que nació de la sociedad entre el gigante farmacéutico Bayer y Mosanto.

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